miércoles, 30 de octubre de 2019

Tres idénticos desconocidos

Hay guionistas que enredan tanto las tramas que acabas inevitablemente invocando el comodín del "Menos es más" y harto de taaantas casualidades tan remotísimamente improbables.

Poster de la película documental "Tres idénticos desconocidos"


Mas hete aquí que esta película documental está basada en unos hechos reales absolutamente delirantes e increíbles... ¡y que sin embargo ocurrieron!

En Estados Unidos es un tema por todos conocido, ya que fue muy mediático en su tiempo, pero si no saben muy bien de qué va la historia les recomendaría que viesen la peli sin informarse más, para así poder dejarse sorprender por el desarrollo de los acontecimientos.

Fotograma de Buscando a Susan desesperadamente (1985) Desperately Seeking Susan (frame)


Básicamente, como nos anticipa el propio título, es la historia de unos trillizos que fueron dados en adopción a diferentes familas sin saber unos de la existencia de los otros, pero que acaban conociéndose de pura casualidad de un modo chocante. Luego saltaron a la fama y llegaron a aparecer hasta en una peli con Madona... y no desvelo nada más, porque merece la pena dejarse llevar por la insólita historia de los trillizos. 

Recomendada para todos los públicos y especialmente para estudiantes y/o amantes —o hasta haters— de la Psicología. Genética vs ambiente... Si ven el trailer quedarán atrapados, aviso.



martes, 29 de octubre de 2019

¿Sagaz o mamón?¿Culo o codo?

Recuerdo que hace años, un día cualquiera, estaba trabajando en la oficina y me levanté para ir al baño. Cumplimentadas mis necesidades fisiológicas, mientras me lavaba las manos mirándome en el espejo pensé que no le vendrían mal a mis gafas una limpieza. Así que las puse bajo el grifo, con las yemas de los dedos extendí jabón sobre las lentes, las enjuagué y finalmente las sequé con papel higiénico. Los cristales quedaron relucientes.

Volví a mi puesto en la oficina tan ufano y cuál no fue mi sorpresa cuando al sentarme me miró mi compañero de negociado y dijo, como sin darle importancia a la cosa:

—Vaya, Maif, ya era hora de que limpiaras las gafas...

Me quedé ciertamente alucinado. Confieso que durante unos minutos llegué a admirar a mi compañero, por su increíble capacidad de observación. Oigan, yo no soy ningún guarro y mis gafas suelen estar limpias, había que ser un tipo con una retentiva espectacular para apercibirse de que había limpiado mis gafas.


Empecé a pensar que lo mío era un problema, porque yo soy una persona muy distraida y nunca me fijo en nada. De hecho mi compi de negociado podía haberse cambiado de corte de pelo y lo mismo ni me enteraba. En cambio, las personas como él que se fijan tanto en los pequeños detalles tenían mucho ganado, pareciéndome aquello digno de admiración.

En esos pensamientos positivos me hallaba inmerso cuando pasó a mi lado otro compañero y me dijo:

—Anda, Maif, quítate eso que te cuelga antes de que aparezca alguien.

 
Miré hacia donde señalaba y fue entonces cuando me di cuenta de que de una de las patillas de mis gafas colgaba un enorme trozo de papel higiénico que se había quedado enganchado al secar los cristales... Qué mamón mi compi, Patiño, el hioputa.

lunes, 28 de octubre de 2019

domingo, 27 de octubre de 2019

Envidia insana

Esta no es ninguna reclamación de derechos ni una búsqueda de igualdad ni mierdas, es simple y llanamente envidia pura, de la verdadera, no esa tontería de "envidia sana": se trata de la más insana envidia tradicional.

Así que ahí lo dejo sin más preámbulos: ¿para cuando un Satisfyer Pro 2 para hombres? ¿Eh, eh, para cuando?

Satisfyer Pro 2, el famoso succionador de clítoris que provoca orgasmos en tan sólo unos segundos

martes, 22 de octubre de 2019

My tailor is bitch cuando cruje la marabunta

Si intento recordar, sin más ayuda, hubiera podido apostar porque aquello ocurrió en 1976 y habría asegurado que debió ser un sábado.

Carátula del DVD de la película Cuando ruge la marabunta (The Naked Jungle)


Me refiero al día en el que emitieron en Televisión Española la película Cuando ruge la marabunta (1954), The Naked Jungle.





En cuanto acabe la novela con la que estoy liado voy a publicar un segundo libro de relatos que pienso titular —de momento— Cuentos sin gluten. En este segundo libro habrá un relato de mayor extensión que los demás (como ocurría con La hija del coronel en mi primer libro) que tratará sobre cómo ha modelado mi vida la experiencia cinematográfica. Ahí se narran muchas anécdotas que me han ocurrido en relación con el cine. Y esta de aquel día con esa peli es una de ellas.

Llevaban toda la semana emitiendo el trailer promocional y yo estaba con un hype tremendo (y eso que entonces no existía tal cosa). No podía esperar más el momento de gozar tal largometraje, con ese hiperpublicitado mogollón de miles de millones de hambrientas hormigas asesinas dispuestas a comerse a todo y a todos a su paso. Estaba deseando verla cuanto antes, menuda expectación.

Mas hete aquí que recién comenzado el filme me dijo mi madre que me vistiera, que nos teníamos que ir al sastre.

—¿Al sastre? ¿Qué? ¿En serio? Noooooooooo, yo no voy.

(¿Qué coño es un sastre? ¿Qué pintaría yo en un sastre?)

La verdad es que no recuerdo una sola vez que haya ido a un sastre... eso parece algo antiguo o de ricos. ¿Qué cojones pasó aquel día? ¿Cómo pude perderme aquella prometedora película para ir a... un sastre?

Pues no tengo ni idea, pero ese terrible y traumático recuerdo me lacera desde entonces. Perdí ese prometedor goce de ver a las hollywoodienses hormigas asesinas en acción por ese absurdo motivo.

Si le preguntara a mi madre por la fecha exacta de aquello con esos patinajes mentales de ancianidad galopante que últimamente la aquejan, lo mismo me podría situar la escena en Sicilia 1920 que... en Alcalá de Henares en los noventa.

Qué demonios. La curiosidad me ha hecho telefonearla para saber si se acordaba de aquel día, pero no ha habido suerte. ¿Hubo alguna boda, mamá? ¿Para quién era el traje del sastre? Ni idea, hijo, supongo que sería para algún uniforme de gala de tu padre...


Pero desde que existe internet se impone el frío dato sobre la poética especulación y he podido averiguar que esa peli fue emitida en TVE exactamente el lunes 23 de diciembre de 1974. No era sábado, pero mi recuerdo no iba mal encaminado porque ya estábamos en plenas vacaciones navideñas.

Entonces vivíamos en la madrileña localidad de Getafe. 


Durante un tiempo breve fuimos vecinos de aquel lugar por razones estratégicas: mi padre hacía el curso de oficial en la academia de Villaverde. Es el sitio más chusmón en el que he vivido jamás. Sí, ahora hay zonas de auténtico lujo por ahí, el sector tres y tal, pero en aquel tiempo eso era el jodido Oeste. Una vez me atracaron en plena calle. En el patio del cole los payos no éramos muy mayoritarios. Me robaron un balón de fútbol reglamentario mientras jugaba en el descampado y un yo-yo muy chulo mientras juagaba en el portal de casa. Una noche nos abrieron el coche para robar el radiocassette... eran aquellos tiempos mierdosos. Así que cuando desde allí nos mandaron al internado de Quintana, bah, tampoco fue para tanto: ya nos estábamos endureciendo en la periferia del sur de Madrid.



Me quedo con algunos recuerdos buenos del lugar, confusos pero hermosos.

Recuerdo algunas veladas gloriosas viendo combates de boxeo con mi padre y mi hermano. Será una salvajada, pero lo pasaba de maravilla viendo esos combates y el entusiasmo con el que los vivía papá (a quien no le gustaba nada el fútbol). Había una lámpara en el salón que se descogaba hasta muy abajo y en mi memoria se ha quedado esa imagen y al fondo la tele con el boxeo y la felicidad en el ambiente.

Ese goce familiar con los cuadriláteros murió ahí, en ese piso de Getafe, pero reapareció inesperadamente unos quince años después en otro continente. Allí el boxeo volvió a juntarnos a los tres en las madrugadas africanas: cada vez que combatía Mike Tyson...

***

Bueno, vuelvo al tema, que empiezo a divagar y me pierdo.


Hoy al fin —¡¡¡45 años después!!!— he visto aquella película...

Poster de la película Cuando ruge la marabunta (The Naked Jungle)


Sí, es cierto: podría haberla visto mucho tiempo antes, pero cuando he rememorado el episodio traumático años después... no conservaba ese hype infantiloide. Y para un adulto la peli no tiene muy buena pinta. Se nota su mal envejecer. Y no únicamente por los ridículos efectos especiales desfasadísimos, sino especialmente por su abominable machismo y el vergonzante imperialismo anglosajón desacomplejadamente racista. Pero bueno, seamos justos y realistas: es lo que había entonces y así debemos mirarlo y valorarlo.

Definitivamente tenía ganas de saldar esa deuda con el pasado, quitarme este trauma y al fin he visto Cuando ruge la marabunta, eso sí, como dios mandaría si existiese (y ordenase): en pantalla grande, en alta definición y en versión original subtitulada.

La peli es bastante mediocre, fallida, tarda mucho en desarrollarse y se acaba precipitando malamente, carente de ritmo, se queda a medias en todo, no termina de ser de aventuras ni tampoco romántica. Pero también tiene un par de detalles buenos, además de los intérpretes.

Es curioso que antaño estas pelis me parecían carentes de cualquier carga sexual y hoy en día —saturado de todo tipo de barbaridades metapornográficas en internet— me resulte tan sorprendentemente excitante la escena en la que la hermosísima Eleanor Parker le pide al prota que le unte el repelente de los mosquitos... aquí la dejo: qué momento más hermoso y sexy, qué poder de seducción. Ni un millón de bukkakes de xvideos.com consiguen el estimulante efecto de esta sencilla escena.



Y luego en estas películas tan moralmente tontorronas, en la que el imbécil del prota se permite el lujo de desdeñar a esa pedazo de mujer a la que claramente no merece... ¡porque ya había estado casada antes! Menuda memez.

Así que hay una secuencia maravillosa en la que él le pide que toque el piano (ufanándose de que se lo ha comprado nuevo para que lo estrene ella) y, mezclando conversaciones con evidente doble sentido, la pelirroja le espeta:

Si supiese algo de música se daría cuenta de que un piano suena mejor cuando se ha tocado antes.

Aquí pueden verla doblada al español.



lunes, 21 de octubre de 2019

Cierres innecesarios de series de televisión

Últimamente estoy observando una tendencia que no me agrada, aunque en principio podría parecer una buena idea: cerrar una serie —años después— con una película.

Poster de Deadwood: La película, cierre de la serie de televisión.

Así hicieron un Deadwood: La película que, sin estar particularmente mal tampoco aportaba nada, resultaba absolutamente prescindible y sólo la entiendo como un negocio, o a lo mejor hay frikazos a quienes les encanta. 

Fueron tres temporadas disfrutando la serie, viviendo las historias de Seth Bullock, Al Swearengen, Wild Bill Hickok, Sol Star, Calamity Jane, Wyatt Earp, EB Farnum, Charlie Utter y George Hearst.

A mí me gustó la serie en su día y me fastidió que se acabara abruptamente por temas de rentabilidad, pero esta peli me sobraba.


Ahora han sacado también un remate para la maravillosa serie Breaking Bad... el problema es que esa serie quedó perfectamente acabada en su día (a diferencia de otras absurdamente canceladas o con horribles finales como Perdidos o Cómo conocí a vuestra madre).

Entonces ¿a qué viene ahora esta película? De nuevo no se me ocurren otros motivos que los puramente comerciales.

La peli no está mal y es como un capítulo más de la serie, lleva el sello de calidad de la producción original, pero de nuevo se antoja del todo innecesario este segundo cierre. Máxime si tenemos en cuenta que ya existe un derivado delicioso de la serie: Better Call Saul.

Y ahora me tocará ver la única que en realidad sí me apetece... Downton Abbey, pero es porque esta serie inglesa, como otras muchas, ya nos tienen acostumbrados a un especial navideño fuera de temporada, como suplemento, así que me enfrentaré a esta peli como a otro especial navideño... de hecho no voy a verla hasta Navidad.



domingo, 20 de octubre de 2019

Una vida en un rato

La serie televisiva Raices, con Kunta Kinte, aka Toby Provincia de Palencia, septiembre de 1975.

Tenía ocho años.

Recién llegado al internado un veterano me preguntó si era novato y como aquella palabra me sonaba insultante le dije que no, que era nuevo.

—¡Eres un novato! 

—No, soy nuevo —repetí cabezota.

Me rodearon entre varios, se estorbaban entre ellos para pegarme.

Te llamas Toby. No, Kunta Kinte. Toby. Kunta…

***

Diez años después, a ochocientos kilómetros, un grupo de policías de paisano bebía en una venta andaluza. Uno de ellos le dijo una grosería a la chica de la que yo estaba enamorado. Me encaré con él, sin sospechar de su condición de agente de la autoridad. Sus compañeros vinieron a por mí, consiguieron colocarme algunos golpes y romperme la camisa, pero aquella chica —que creía fuera de mi alcance— es hoy mi mujer.

Micrófono de locutor radiofónico


No bastó con aquello para seducirla, pero perseveré sin descanso.

Éramos compañeros en clase de francés y estaba colado por sus enormes ojos verdes e hipnotizado por sus tetas. Cuando salió a escribir por primera vez a la pizarra me convencí de que cualquier esfuerzo sería pequeño para conseguir aquel trasero.

La suerte me sonrió y accidentalmente acabé siendo locutor en un programa en Radio Cadena Española. Lo hice sólo para llamar su atención dedicándole canciones. Empezamos a salir. Ella quería saberlo todo de mí, yo todo de ella.

—¿No odias a tus padres por haberte mandado a un internado cuando eras tan pequeñito? 

Ella no podía entenderlo, pero un niño está programado para querer a sus padres. Y ese código es sólido.


***

Durante años reprimí aquellos recuerdos. En lo más profundo del olvido. Casi trescientos niños juntos, un imán para abusones, una golosina para pederastas.

 ***
Sanatorio para tuberculosos de Quintana del Puente, Palencia.


En 1939 los prisioneros de guerra empezaron a construir un sanatorio para tuberculosos en mitad de la nada cerca de Quintana del Puente, Palencia.

***

A mediados de los noventa Raquel me telefoneó desde el hospital. Mi tía es una de las personas a las que más he amado jamás:


—Nanete, vente ya por favor, no quiero morirme sin conocer a tu hija.


—No te vas a morir, tonta, iremos en navidades.

La niña nació en septiembre de 1995 en Málaga y esa llamada de Raquel ocurrió en noviembre. Murió una semana después. Aquello me supuso una buena bronca con mi mujer, que no quiso ir a Madrid hasta Navidad. Al final tuvimos que ir a al funeral.

***

Comedor del internando de la Colonia Infantil General Varela en Quintana del Puente, Palencia


Uno de los peores recuerdos del internado palentino: aquella noche mientras cenaba y recibí a traición un bofetón tremendo. Lloraba de rabia y temblaba mirando a la monja mercedaria que me acababa de agredir, quería saber el motivo por el que me había golpeado.

—¡No se come pan con la sopa!

Cómo podría alguien saber tan arbitraria norma sin que se la hubieran explicado antes...

Fotografía de unas monjas del internando de la Colonia Infantil General Varela en Quintana del Puente, Palencia.

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En 1955, casi erradicada la tuberculosis, aquel sanatorio se convirtió en un internado para hijos de militares. Yo fui allí en 1975 con mi hermano pequeño.

Dormitorio colectivo de los niños pequeños del internando de la Colonia Infantil General Varela en Quintana del Puente, Palencia.



El terror: al levantarnos por la mañana las monjas inspeccionaban nuestras camas. El "leproso" se había meado. Gritos, agresión física, insultos crueles, ducha de agua fría, humillación pública: pretendían que los otros niños nos riésemos de él, pero apartábamos la mirada.

Jugando en el internando de la Colonia Infantil General Varela en Quintana del Puente, Palencia. Yo soy el niño del medio, el del jersey blanco.


Mi tía Raquel fue con mis padres a visitarnos al internado. Cuando nos vio con ese corte de pelo tan radical y feo, con las orejas y las manos llenas de sabañones se puso a llorar y le dijo a mi madre:  

—¿A qué estás esperando para sacarlos de aquí?

***
A veces la leche olía rara, pero con la achicoria se disimulaba un poco. Aquel día olía fatal. Se lo dije a la monja. Ese bofetón no me pilló tan desprevenido.

***

Muchos años después —mi hermano ya había fallecido— le pregunté al fin a mi padre, sin rencor, solo por saber:


—¿Por qué nos mandaste al internado? 

***

Chucherías infantiles


Al principio el duro de los domingos te lo quitaban los niños más mayores. Luego las monjas te decían que lo donaras para que los niños de África no murieran de hambre. Finalmente aprendías a defenderlo de abusones y abusonas porque lo único que te convertía en niño en aquel lugar era poder gastar ese duro en chucherías antes de entrar al cine.

Sala de cine

***

Me alegré cuando murió Franco porque nos dieron tres días libres y papá vino a recogernos.

***

He pasado el día entero en internet buscando información acerca de aquel internado.

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Moneda de un duro, cinco pesetas (5) de Francisco Franco

Moneda de un duro, cinco pesetas (5) de Juan Carlos I



El primer duro nuevo con la cara del rey y el escudo era tan bonito que se lo mandé en una carta a mi tía Raquel.

***

—Tu madre estaba muy deprimida —me contestó papá.


* * * * *

A continuación enlazo un vídeo de Youtube con historias de terror de aquel internado hoy en ruinas, quien las cuenta fue uno de mis antiguos compañeros del colegio. En la descripción del vídeo hay enlaces a varias historietas terroríficas, el pavo las cuenta con cierta gracia teatral.


jueves, 10 de octubre de 2019

Una casa en Bleturge, de Isabel Bono

De vez en cuando me gusta bucear en la internet antigua y rescatar lo que pueda de los naufragios de gloriosas comunidades que llevan mucho tiempo muertas. Una de mis favoritas es el antiguo grupo de noticias de usenet es.humanidades.literatura.

Por allí escribíamos mucha gente: Sergi Puertas, Purranki Sandongui, Francisco Rodríguez Criado (morris), Alejandro Pareja, Eloy M. Cebrián, jorfasan, Azucena Paradox, Albaroth, coppelius, Sapristi (Sap), Flantains, O'Flaherty, McDyver, Mar, Indah, zinnia, faber, Tony Jobim Brazil, Sus Kiin, Arianrhod, Martí Lloveras Serracanta, Anahís, Pul, Fleishman, Mario Marqués, Leopoldo Perdomo, Maoke, Lunamar, Elagus, Morelliana, Pas, José Puentes, Guns, Poncho Negro, Blanca Barojiana, Runspect, La Maga, Bubi, Vichoff, Znôrt, Zoref, Faisanes, Amelie, alaluzdelalunalunera, Bego Watford, Ninovska, PacoZ, Manuel Molina, Fw, Heura, Alondra... y tantos otros que me resulta imposible recordarlos ahora a todos.

Fragmento de la novela Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (Premio Café gijón de novela 2016)

De repente me dio por preguntarme qué habría sido hoy día de aquellas jóvenes promesas que por entonces despuntaban por allí cuales Ansu Fati's literarios: un tal Sergi Puertas y otro que firmaba como Purranki Sandongui. Pero uno propone y Google dispone y el buscador me recondujo para conocer una novela ganadora del Premio de Novela Café Gijón en 2016 Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (que era faber en El Patio de usenet).

Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (Premio Café gijón de novela 2016)
Yo apenas recordaba a faber porque ella escribía poesía y suelo huir de la poesía como de la peste (me desconfigura el cerebro y me explotan las neuronas, culpa mía). Este mismo prejuicio me hizo temerme que la novela no fuera muy de mi agrado: una poeta metida a novelista... ummmm.

El caso es que me acordé de una experiencia anterior de poeta metido a narrador que me fue bastante bien: Agustín Fernández Mallo y sus recomendables Nocillas (Dream, Experience y Lab) y la Trilogía de la guerra. Entre eso y las buenas críticas que veía me animé a hacerme con la premiada novela.

Y fue una gran idea porque he disfrutado un montón de esta lectura. No me canso de decir a menudo que menos es más y hete aquí una buena prueba de ello: una novela minimalista, con una extensión ligera, con capítulos cortos —algunos brevérrimos—, con frases muy bien podadas y desprovistas de innecesarios adornos... ¡y funciona de maravilla!

Y pese a esta aparente ligereza hay una profundidad enorme con este estilo tan directo y tan concentrado en la psicología de estos poquitos personajes tan bien dibujados con sus acciones cotidianas. Es la manera tan particular y original de Isabel al expresarse lo que le da ese toque mágico que seduce al lector (sirva como ejemplo la frase que he copiado en el post it anterior... qué manera tan original de decirnos que una adolescente aparentaba ser mayor de lo que realmente era).

En fin, que me alegro de que la casualidad me haya conducido hasta este libro que me ha hecho quedarme con ganas de más, ojalá la autora acabe pronto esa segunda novela que se trae entre manos. Les recomiendo que acampen unos días en Bleturge, ese espacio sin dimensiones ni memoria ni dolor, me lo agradecerán. De nada.


Fragmento de la novela Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (Premio Café gijón de novela 2016)



sábado, 5 de octubre de 2019

Desolado cual Charlton Heston

El planeta de los simios (1968)

Qué extraña es la consciencia. El ego. Nos creemos que somos uno frente al universo y quizá solo es una ficción. Si no guardásemos recuerdos se acababa la farsa. Pero los atesoramos y tenemos esa sensación de continuidad, aunque no quede en nosotros ni una sola célula de quienes éramos —pongamos— hace diez años.

Tendemos a pensar en un mundo inmutable… pero la realidad es que no para de transformarse.

Hoy me he sentido como Charlton Heston cuando al final, en el planeta de los simios, descubre en una playa, semienterrada, la estatua de la libertad. Y, como él, grito:

¡Maníacos! ¡Lo destruisteis todo! ¡Malditos seáis! ¡Quemaos en el infierno!

Me explico: pasé un puñao de años de mi vida viendo paisajes arquitectónicos que en mi mente eran como montañas.
Hospital del Aire (Madrid)
Hoy, desolado, me entero de que hace quince años que desapareció el Hospital del Aire de Madrid, donde nacieron mis hermanos pequeños. Lleva todos esos  años sin existir y yo no tenía ni idea y me imagino que en este tiempo alguna vez habré pasado por Arturo Soria sin percatarme de nada. O quizá no, ya me he perdido en los laberintos de Cronos, qué puto desastre.


Me cuesta creer que no podré volver a desayunar aquellas deliciosas y peculiares tostadas que servían en la cafetería del hospital. Dios, si parece que las comí ayer, tan crujientes...

"La Pagoda" de Miguel Fisac 
Pero la devastación aumenta: en el mismo día me entero también de que a solo medio kilómetro de allí —hace la friolera de ¡¡¡veinte años!!!— se cargaron el edificio del arquitecto Miguel Fisac conocido como La Pagoda, visible y perfectamente reconocible desde la Nacional II.


Qué agradable era vivir en la ignorancia de seguir pensando que ambos edificios seguían en pie. Para agravarlo todo observo que el edificio Pagoda ha sido sustituido por un bloque de oficinas horroroso y en el hueco del antiguo hospital aún no han construido nada después de tanto especular (parece que construirán una clínica Quirón en breve).

Ojalá un universo paralelo en el que no cupieran políticos corruptos ni sectas religiosas y ambos edificios siguieran en pie y pudiera desayunar allí mañana sin tener a nadie ingresado/a... salvo que fuera en la maternidad.




P.S.- La playa de la peli, que uno supondría sita en la costa Este USA se ubica en realidad en la costa californiana (lo busqué una vez por internet y desde entonces la he visto en varias series y pelis... como cuando descubrí la playa de Mónsul en el Cabo de Gata).

La noche de los Oscars de Hollywood 2024

Esta entrada viene a ser Los Oscars de Óscar (Maif). Gran ceremonia la de anoche en los premios Oscar de la academia estadounidense. Bien el...