Quien me conoce personalmente (o de leerme habitualmente por aquí) sabe de mi gusto por los desafíos, que en ocasiones llega a ser pura obsesión. Puedo tardar años en resolver un enigma, pero al final lo haré, porque no puedo vivir con esa duda.
Hace años fue mi mujer quien —sin proponérselo— me planteó un reto. Conversábamos acerca de nuestras películas favoritas de todos los tiempos. Y de pronto recordó una peli que vio de pequeña en la tele y que le había gustado especialmente... pero apenas supo decirme nada sobre ella. ¿Director? ¡Ni idea! ¿Actores? A saber.
Le pedí que hiciera un esfuerzo de memoria para poder aportarme pistas que me permitieran localizar esa película (y así podría sorprenderla haciéndole un regalo chulo).
Todo lo que pudo aportarme para comenzar mi investigación fue esto:
1/ Película posiblemente en blanco y negro (antes teníamos teles en b/n en nuestra infancia —¡qué mayores somos!—y no podíamos estar seguros de si la peli que veíamos también lo era).
2/ La historia se desarrollaba en China.
3/ En una escena unos campesinos no tenían qué comer y comían arena.
¿Quéeeeee, comer arena? ¿En serio? Sonaba tan extraño que por un momento llegue a dudar de la calidad de los recuerdos de mi querida esposa, pero bien sé que su memoria le da mil vueltas a la mía. Así que inicié, con poca fé, eso sí, mis averiguaciones.
Transcurrieron al menos dos o tres años.
Por más que tiraba de google intentando combinar esos datos para hacer búsquedas no era capaz de dar con pistas sólidas que me condujeran hasta ese misterioso filme.
Por más que tiraba de google intentando combinar esos datos para hacer búsquedas no era capaz de dar con pistas sólidas que me condujeran hasta ese misterioso filme.
Mas hete aquí que el azar vino a echarme una mano. Una noche de esas tontas de insomnio, haciendo zapin a las tantas entre los canales del satélite me tropecé con una película en blanco y negro cuya acción parecía transcurrir en China, pero los protagonistas... ¡eran caucasianos ridículamente caracterizados para parecer orientales!
Podría ser esta la que vio mi señora, pensé, así que me quedé mirándola hasta que en una secuencia aparece la protagonista con una olla al fuego con un guiso de... ¡tierra!
¡Bingo, esa era! se trataba de «The Good Earth», que adaptaba fielmente la novela homónima de Pearl S. Buck y que obtuvo cinco nominaciones a los Oscars, consiguiendo dos estatuillas.
Naturalmente, unos días después, me di el lujo de montar una proyección sorpresa privada con mi amada esposa para degustar la peli en las mejores condiciones posibles.
Un curiosidad de esas absurdas: el matrimonio protagonista y la "querida" —personajes chinos los tres— fueron interpretados por actores austriacos todos ellos.
Saluti a tutti!