Poco se conoce acerca de la intervención española en la guerra de Vietnam, pero sí: existió.
El presidente estadounidense Lyndon B. Johnson, envió una carta al jefe de Estado español, expresando la necesidad de incrementar las tropas en Vietnam y su convicción de que las perspectivas de paz aumentarían si otros países compartieran sus esfuerzos. La petición de Johnson fue clara y directa.
La respuesta de Franco, fechada el 18 de agosto de 1965, demostró su aguda visión militar. En su carta, Franco señaló que la subversión en Vietnam era un problema político más que militar. Reconoció la dificultad de neutralizar una “guerra de guerrillas” en la jungla asiática y destacó la importancia de comprender las raíces de los conflictos en los países nuevos. Además, hizo consideraciones positivas sobre el líder comunista vietnamita, Ho Chi Minh, al que tenía por un patriota.
[Aquí se puede leer la carta entera]
Portada del libro "Undante el guardián"
Pero el dictador español le debía mucho a los norteamericanos y así, para no quedar mal del todo, decidió enviar una unidad médica para ayudar en el conflicto. De esta manera el habilidoso gallego hacía equilibrios para, por un lado no interferir en conflictos extranjeros, pero por otro lado no desairar a su mayor aliado, contribuyendo con esa especie de primera misión humanitaria y sanitaria. A pesar de todo ordenó Franco la mayor confidencialidad al respecto de ese envío de tropas españolas a Vietnam, tanto que servidor se acaba de enterar recién.
En 1966 se pidieron varios voluntarios para desplazarse hasta el delta del Mekong y uno de ellos fue el padre del protagonista de esta novela que hoy vengo a recomedarles: «Undante el guardián», publicada por mi amigo Juan Pérez Díaz en la editorial pandemia.be.
Gracias a esta novela me he enterado de esta historia de las tropas españolas en Vietnam, así como de otros varios asuntos que desconocía.
Edificio del internado del Patronato Militar Virgen de la Paz en Ronda en la actualidad
En este aventurerismo intrépido y temerario de su padre se escuda Juan, el protagonista de esta historia autobiográfica, para justificar su insistencia en pedirle a su padre que le enviara a un lejano internado militar.
Yo, que estudié en ese mismo internado y conocí a Juan cuando llegó a él, puedo dar testimonio de que una de las cosas que más nos llamaba la atención de aquel nuevo alumno era su insólito entusiasmo por vivir en un internado, cuando la mayoría de nosotros estábamos allí de modo involuntario o cuando menos desapasionado. En cambio a él se notaba que le gustaba esa posibilidad de aventuras lejos de su Albacete natal.
Aquel espíritu inquieto buscaba un espacio mágico en el que poder experimentar su propio Vietnam... su Brigadoon, su Shangri-La. Y ese lugar para él fue el Patronato Militar Virgen de la Paz, en Ronda (Málaga).
Óscar Maif sostiene un ejemplar de "Undante el guardián" de Juan Pérez Díaz
En la serranía en la que halló el poeta Rilke su "ciudad soñada" se encontró como pez en el agua y desde luego que no paró de nadar y de salpicar. Igual algún lector desconocedor del personaje podría pensar que hay demasiada imaginación en el relato, pero servidor vivió allí con él y puede atestiguar que el relato es de lo más verídico. Yo fui una de esas personas privilegiadas a las que le mostró aquel desconocido, prohibido y peligroso laberinto del tejado.
No voy a revelar más, lean con deleite esta breve novela gótica y de aventuras tan bien contada, dividida en diez capítulos narrados en tercera persona y con un emocionante epílogo en primera persona. Servidor estuvo toda la madrugada leyendo la historia, sin poder soltar el libro hasta acabarlo, porque logró transportarme con mucha emoción a aquel preciso instante en el espacio y el tiempo en el que coincidimos en ese sitio mágico que marcó nuestras vidas y personalidades. Está en Amazon y en la web de la editorial
Pandemia.be
Info del autor Juan Pérez Díaz en la web de la editorial Pandemia.be