miércoles, 15 de enero de 2014

Mecanismos del humor

Ahhhh, qué sería de la vida sin el humor. Hablo de mi vida, claro, aunque puedo imaginar que sea extrapolable a los demás.

Un tipo aparentemente serio como yo —de natural aburridete— tiende a juntarse con gente graciosa para hacerle la existencia más llevadera.

Esta apología del humor puede objetivarse tirando de estudios científicos que certifican las bondades del mismo. 

Sabemos que el humor tiene hasta un poder de sanación importante, que es como proveer a nuestro sistema inmunitario de superpoderes, posibilita reducir los niveles de cortisol y la presión arterial, nos protege contra el estrés, libera endonfinas, produce bienestar y hasta elimina calorías. Un chollo, vamos.

A veces uno tiene el raro privilegio de dejarse sorprender inesperadamente por un humorista con alguna chispa repentina que prende el incendio de la carcajada bruta, esas ocasiones en las que nos reímos hasta quedar agotados y tosiendo porque nuestra respiración se ha visto trastornada por las locas risotadas que nos han embargado por unos intantes. Esos preciosos momentos podrían equivaler saludablemente a los beneficios de un polvo, de una hora de ejercicio, a un masaje o a media hora de meditación trascendental.

Pues bien, quiero compartir con los lectores de este blog, como compensación por mi escasa producción, los últimos momentos en los que he sido agraciado con esos maravillosos momentos medicinales humorísticos.

Uno de ellos ha sido recientemente de la mano de Javier Cansado (sí, aquel que leía a Kierkegaard) en el programa de Canal + "Ilustres ignorantes". Es una bobada, lo sé, como casi todo el humor fetén, pero la gracia estriba en esa confusión que te provoca, esa artística gambeta messiana que te parte el pecho. Vean:

El otro momento —en este caso un par de ellos al menos— cómico genial pertenece a ese tipo de comicidad que algunos odian (mi madre, sin ir más lejos, que me reprocha que me ría con esas bestiadas). Se trata del mejor monólogo que he oído este año —y procuro escuchar muchos—, y corre a cargo de Louis C. K., en su show "Oh, my god!", ese fenómeno del que he visto casi todas sus actuaciones y las tres temporadas completas de su serie de TV (la cuarta temporada se emitirá en mayo). Está disponible entero en Youtube subtitulado en castellano, pero les dejo con un pequeña cata que contiene uno de esos momentazos:


Y bien, amig@s, espero que les haya gustado y gocen de mejor salud y menor estrés. Yo, a partir del 31 de los corrientes, empiezo una cura de salud risoterapéutica con los inminentes carnavales de Cádiz.

martes, 7 de enero de 2014

Mi gata hace how how how miau miau

Se acabaron las navidades y —como tengo el blog tan abandonado— se me ocurrió escibir una entrada resumiendo estas fiestas, pero... no sé, tampoco es que hayan sido nada del otro mundo. 

Cuando eres pequeño las navidades son lo máximo. 

Cuando eres joven y está toda la familia desperdigada por diferentes geografías también tienen su encanto porque es una rara ocasión para coincidir todos. 

Cuando tienes críos pequeños estas fiestas molan porque vives de su felicidad.

Afortunadamente ya no soy pequeño, mis hijos ya son más mayorcitos, todos los de mi familia vivimos en la misma ciudad (la mayoría en un radio de un par de kilómetros), así que las navidades no son tan importantes (aunque las fiestas son siempre fiestas).

Así que podía resumirlas hablando del absurdo atiborre de comida. Lo único verdaderamente digno de reseñarse es que fui el responsable del menú del día de Navidad y por una vez renuncié a la carne y me decidí por una receta de pescado que encontré buceando en internet:

Merluza con cebolla caramelizada con mermelada de melocotón con reducción al Pedro Jiménez sobre lecho de puré de papas (a esta recerta le añadí —por mi cuenta y riesgo— unas manzanas caramelizadas, pero la verdad es que eso sobró... y casi que el puré también). Yo no soy muy de blog gastronómico, eso se lo dejo a mi amigacho Sap, que es un artista (pueden buscarla en google), pero sí les muestro una fotito que le hice y les prometo que fue en éxito de crítica y público (de lo contrario no vendrían los Reyes, claro).

En fin, aparte de eso, ya en serio, lo más interesante de estos días es que ha vuelto mi hija (ahora estudiando Psicología) a casa y con ella se trajo a su gata.

La verdad es que los gatos son animales que nunca me han gustado y por los que sentía desconfianza y hasta antipatía, pero eso ha cambiado estas últimas semanas, me he vuelto algo más tolerante con esas criaturitas.

Temía decepcionar a mi hija por no saber cuidar bien del bichejo, por eso una mañana me empecé a preocupar porque llevaba un buen rato buscando a la gata y ésta no aparecía por ninguna parte, ni siquiera en sus inverosímiles escondrijos favoritos. Estaba yo en pleno disgusto y turbación por tan imperdonable extravío cuando escucho un ruido extraño en el salón. Me dirijo hacia allí con sigilo, parmanezco a la escucha atentamente y localizo que el sonido procede del árbol de Navidad... miro hacia allí y al principio no vi nada, pero fijándome con más cuidado vi esto:


Feliz 2014, mi deseo para este año es que los "Pepe Trola" del Selu estén inspirados en el COAC.


La noche de los Oscars de Hollywood 2024

Esta entrada viene a ser Los Oscars de Óscar (Maif). Gran ceremonia la de anoche en los premios Oscar de la academia estadounidense. Bien el...