martes, 29 de diciembre de 2020

Idioglosia y criptofasia

 Mirándome en el espejo de mi amigacho Sap recuerdo que de pequeño —entre otras muchas aventuras de descubrimiento— me dio por inventar lenguajes secretos encriptados que solo yo fuese capaz de descifrar.

Quiso el azar que en quinto curso de EGB en el colegio madrileño Pintor Rosales coincidiera en clase con Eduardo Aranguren, un compañero a quien también le había dado por ahí. Y asi fue como inventamos entre ambos un lenguaje secreto para comunicarnos.

Debo confesar que a mis cincuenta y tres tacos... sigo jugando a aquel mismo juego y de hecho lo estoy perfeccionando para llevar un pequeño cuaderno secreto en el que guarde mis incontables contraseñas y anote ideas y sueños que no quiero que lea nadie.

 

Nota de Zodiac

 Me preocupa un poco observar que comparto afición con, por ejemplo, el famoso asesino Zodiac, que aterrorizó California a finales de los sesenta, pero mi sistema, a diferencia del suyo, no es tan enrevesado porque su utilidad es complicar un poco la lectura a profanos, no ocultar delitos. El objetivo fundamental es que yo pueda escribirlo y leerlo rápidamente.

 Criptografía Maifiana Básica


Es bastante básico mi sistema criptográfico, pero lo veo mucho más práctico que el del asesino del Zodiaco, cuyos mensajes están consiguiendo descifrar cincuenta años después gracias a la ayuda de la informática.

Mi método no precisa de computación para ser descifrado, pero no creo que ninguno de ustedes, queridos lectores, consigan descifrar el contenido del sueño que yo puedo leer fácilmente en la foto anterior.

domingo, 6 de diciembre de 2020

La catapulta

 Nunca se puede decir de este agua no beberé... 

Ya debería saberlo de veces anteriores, pero uno es terco y en ocasiones tropieza en la misma piedra de nuevo.

 

catapulta medieval


Me cachondeaba hace tiempo con cierta mala leche de mi padre y de mi suegro cuando veía lo que entonces me parecía una muy peculiar manera de tomar su medicación: sobre la mano extendida y ahuecada ponían las pastillas que tocaran y, de un golpe seco y rápido —a modo de catapulta— se llevaban la mano hacia la boca abierta, proyectando velozmente las sanadoras píldoras hacia la garganta.

Cuando veía tan extraño comportamiento, le daba con el codo disimiladamente a mi señora y me reía discretamente diciéndole: 

¿Ves? ¡Hace la catapulta para tomarse las medicinas! 

Luego en el coche, de camino a casa, lo comentaba:

Tu padre —(o el mío, los criticaba por igual)— se va a matar un día tirándose las pastillas a lo loco con esa velocidad y esa violencia, cualquier día se asfixia como se le quede alguna atascada. Con lo fácil que es coger la pastilla con dos deditos y depositarla suavemente sobre la lengua...

 

Pastillas

Mas hete aquí que van pasando los años y ahora me descubro a mi mismo juntando sobre mi mano aconcavada la pastilla del azúcar, la del colesterol y la de la tensión y ¡zas!, catapultazo hacia la boca abierta. Puta vida.

La noche de los Oscars de Hollywood 2024

Esta entrada viene a ser Los Oscars de Óscar (Maif). Gran ceremonia la de anoche en los premios Oscar de la academia estadounidense. Bien el...