lunes, 29 de junio de 2020

La parajoda del captcha

Lo de los captchas es algo a lo que le estoy cogiendo una cierta manía, la verdad. No solo es porque sea altamente cansino, sino que a veces es absurdísimo.

Busca en el captcha dónde está Wally, si eres valiente...

Por ejemplo, recuerdo que hace unos años en una página me ponía que pare demostrar que yo era humano y no una máquina pusiera el resultado de una multiplicación: 7 x 8.

¿Qué? Joer, hace siglos que uno no recita las tablas de multiplicar y esa operación en concreto se me ha dado siempre mal... ¿eran 54 ó 56? Así que como no estaba seguro del resultado tuve que recurrir a la calculadora (máquina) para demostrar que yo era humano. Te cagas.

El dichoso código de verificación de captcha

El sistema de ahora es distinto, pero a peor. Hay que estar buscando imágenes como tontos. Pero es que la encuentras y a veces se recarga y aparece otra imagen y le vuelves a dar y se vuelve a recargar... un bucle infernal.

Así que cuando salgo a la calle deambulo por ahí como loco, venga a buscar pasos de peatones, bicicletas, chimeneas, puentes, autobuses y hasta bocas de incendio colorás de esas que en España no hay.

Ea, localiza al vietcong en la selva captcha

miércoles, 24 de junio de 2020

Las carga el diablo


Las armas las carga el diablo.



Bromas
Cuántas veces habría escuchado esta admonición en forma de severo aviso, de revelación de secreto órfico cual si de inapelable verdad se tratara. Pero sonaba tan ridículo...

Mi manía de hacer bromas, esa característica estúpida que me ha acompañado en mi infancia y juventud sin ser requerida: se me aperece inesperadamente y soy incapaz de resistirme.

Muchas risas y momentos de placer me ha proporcionado... aún de vez en cuando, siempre de buen gusto y sin que nadie en las cercanías salga dañado (más o menos, se intenta).

Algunos disgustos también me ha dado. Uno de ellos especialmente gordo e inolvidable, de los que te pone los pelos de punta al rememorarlo.

Recuerdo de niño aquella broma, en principio inocente, de lanzarle a otro chico un falso puñetazo que se detenía antes de impactar en su rostro; mientras, con el otro brazo te dabas un manotazo ahuecado en el pecho consiguiendo un efecto de puñetazo de película: con mucho sonido y sin sustancia, como en Hollywood. Esto solía resultar en exitosa chanza la mayoría de las veces. Hasta que un día quise hacerle la broma a un amigo reciente y calculé mal, sin lograr frenar a tiempo el puñetazo... y con efectos especiales. A ver cómo se lo explicas y rearmas esa amistad incipiente. Difícil.

Otra de mis manías, la de dar sustos trabajados e inesperados, se me acabó bien temprano, en plena adolescencia. Aquella vez se me ocurrió esconderme en el armario empotrado de la habitación de mis hermanas y —siendo tan ágil entonces— no sé cómo conseguí apañármelas para colocar mi cabeza sobresaliendo a ras de donde estaba apilada la ropa de encima de los cajones sin que se viera mi cuerpo. Luego sólo era cuestión de esperar que volviera a casa alguna de mis hermanas y que abriera el armario. Y para eso estaba especialmente cualificado: podía aguardar durante horas inmóvil para no arruinar la que calculaba sería una gran broma. Estaba anticipando las risas, imaginando la cara de mi hermana cuando viera ahí inespeadamente una cabeza entre la ropa.

Bromas, sustos y miedos

Llegó Eva, la pequeña, abrió el armario y ni me vio. Al rato volvió y estaba parada justo frente a mí y seguía sin verme, supongo que eso provocó en mí alguna inevitable risilla y sólo entonces al sentir un ruidito se fijó en que había una cabeza en la oscuridad del armario, una cabeza que estallaba de pronto en convulsas carcajadas.

Tras un instante de terror en su rostro, Eva se quedó inmóvil... lívida. Lo primero que piensa un imbécil bromista es que te quieren devolver la broma, así que estuve un rato especulando con tal posibilidad, pero mi hermana estaba tan rara que tuve que descartar esta opción. Llamé a voces a mi padre, que acudió alarmado y al ver a mi hermana así me preguntó qué había pasado:

La he asustado... —confesé tremendamente avergonzado.

¿Pero tú eres subnormal o qué? —me preguntó afirmando. Antes se hablaba así, sin tener en cuenta si esa terminología molestaría a alguien o era incorrecta, se usaba esa expresión.

Mi padre estuvo intentando recuperar el color de mi hermana moviéndola, tratando de hacer que reaccionara de alguna manera. Yo estaba aterrorizado por el éxito de mi broma.

Repentinamente Eva pareció exhalar largamente y empezar a recobrar la normalidad, para alivio de mi padre y de mí mismo, que fui inmediatamente confinado en mi habitación como castigo.

***


Años después, siendo mayor de edad, hice la última broma estúpida, la que más me aterroriza rememorar.

Diabólica criatura
Teníamos una escopeta de perdigones desde pequeñitos.

Un día se me ocurrió la genial ocurrencia de fingir que dispararía perdigonazos, pero en realidad no metería ningún perdigón en la escopeta: simplemente sonaría como que percutía pero apenas expelería un poco de aire comprimido. Graciosísimo, ¿qué podría salir mal?

Así que fui a mi habitación, donde estaba mi novia sentada en la cama. Me eché un puñado de plomillos en la boca y fingí que cogía uno para cargar la escopeta, pero en realidad no la cargaba.
 
Mi novia me miraba con la misma cara de terror que simpre ponía ante cualquier broma mía y se tapó la cara con la almohada antes de que la disparara. Cuando se descubrió volví a hacer como que cargaba y la apunté de nuevo, recuerdo bien que le dije que le iba a disparar en un ojo e intenté apuntar a uno de ellos, pero antes de que pudiese tirar ella volvió a cubrirse con la almohada. Así estuvimos un buen rato, disparé varias veces  y acabé reprochándole que era una aburrida y confesando que en realidad no estaba disparando nada, solo aire.

Por si acaso, que las carga el diablo y tú tienes mucho peligro...

Como ella no me daba juego fui en busca de mi hermana Silvia, la cual desde pequeñita ha sido una exagerada a la que le encantaba hacerse la víctima y atraer la atención de mis padres.

Me le encontré en el pasillo, cuando ella iba a la cocina. Puse cara de loco, hice como que cargaba la escopeta y le disparé en una pierna.

Empezó a chillar como una rata. 

¡Estás loco, gilipollas, que duele!

Y yo muerto de risa pensando que vaya histérica y flipada, que decía que dolía mucho y no había lanzado más que aire comprimido. Me pareció el momento ideal de poner cara de psicopatón y volver a disparar, ahora a la otra pierna.

¡Pues toma más, para que sufras!

Corrió a esconderse en el cuarto de baño vociferando toda clase de insultos y barbaridades.

Yo me oculté esperando que saliera. En cuanto reapareció volví a disparar, aunque fallé porque huyó velozmente, dando gritos.

Disparando en plan broma

Ella no podía creerlo, dio tales voces que acudieron mi novia y mi otra hermana, que andaban por la casa. Entonces le dije, para humillarla ante ellas:

Pero idiota, ¿no ves que no estoy metiendo perdigones? ¡No te he disparado nada y estás haciéndote la muerta!

Ella, con incrédulo enojo, se bajó el pantalón y me enseñó la sangre de los perdigonazos:

¿No sabes que desde hace unos meses la escopeta tiene un cargador automático?

En ese momento, con la mayor cara de tonto que habré puesto en mi vida, miré y vi que —efectivamente— había un elemento nuevo en mi vieja escopeta: un tubo negro lleno de perdigones. Cada vez que se abría y cerraba la escopeta se cargaba uno automáticamente...

Y solo entonces comprendí la sabiduría que encerraba aquel viejo refrán: las armas las carga el diablo.


P.S.- Mi novia debió haberme dejado en ese mismo instante, pero la muy inconsciente acabó casándose conmigo tres o cuatro años después.
***

Mi hermana Silvia no era nada querida por nuestro vecino de arriba: un tranquilo militar jubilado de excelentes modales. Ella estaba aún saliendo de la edad del pavo adolescente y era bastante problemática: organizaba fiestas con sus amigas en las que hacían mucho ruido con las motillos y las juergas con porros y alcohol. Le resultaba bastante molesta a nuestro único vecino y a su señora.

También es cierto que aunque mis padres no andaban frecuentemente por esa casa, el vecino de arriba prefería no tratar mucho con papá desde que un día salió alarmado a la escalera del portal porque había escuchado unos disparos y vio a mi padre tan ufano con el cadáver de una serpiente.

vecino


El hombre únicamente venía a tratar conmigo cualquier problema de convivencia, porque sabía que yo le escuchaba activamente y le daba la razón con diplomacia.

Recuerdo que al día siguiente de aquel vergonzoso suceso llamó el vecino a la puerta.

Hola, ¿qué hay?

Pues verá, no me gusta molestar, pero es que ayer a la hora de la siesta su hermana estaba dando unos gritos que no eran ni medio normales...

Ah, ya, eso... bueno, en realidad tenía motivos para gritar porque le pegué unos tiros con la escopeta...

El vecino me miró incrédulo. Imagino que pensaría que me estaba cachondeando de él en su cara, porque le dije la frase con toda naturalidad y franqueza. O a lo mejor se fue contento y conforme  porque había disparado sobre mi hermana.

No lo sé, no volvió jamás.



jueves, 11 de junio de 2020

La profanación y el fantasma

Nunca tuve ocasión de echar raíces.

Desde pequeño nos íbamos mudando de un lugar a otro y no tuvimos una casa fija. No reniego de mi vida, ni siquiera estoy seguro de que sea beneficioso aferrarse a un espacio. 

El caso es que, a diferencia de muchas otras personas —como mi mujer—, no dispongo de ese refugio o santuario que puede representar en algunas ocasiones volver al lugar donde te criaste, en el que creciste; esa especie de alivio vicario de regresar a la protección y la seguridad del útero materno.

Utero materno, caldo primordial primigenio
Soy tan pobre que no dispongo ni de un lugar para la nostalgia...

El único piso en el que duramos un montón de años fue el de Madrid. Una casa estupenda, enorme, situada en una zona privilegiada de la capital, con el metro justo al lado. Estuvimos allí cerca de treinta años.

Recuerdo el día que llegamos a verlo por primera vez: estaba totalmente vacío y resonaban allí nuestras voces aún infantiles jugueteando por aquellos largos pasillos... A mis padres se los veía muy ilusionados porque era el primer piso que "estrenaban".

Llegó un momento en el que había que decidir entre seguir alquilándolo o comprarlo a un precio inferior al del mercado. Mi padre no quería líos y pretendía seguir así, de alquiler a un precio ridículo, pero sus hijos le convencimos de que se trataba de una gran oportunidad. Y lo era.

Pero, ay, vino la crisis y las subidas del Euribor. Mi padre no estaba a gusto con esa espada de Damocles de que llegara un momento en que no pudiese pagar esas cuotas altísimas crecientes y antes de que se produjese tal posible ruina decidió malvender la casa. Una pena. Acabó echándola de menos, lo sé, aunque no tenía sentido andar recordándolo.

Y ahora me ha dado por pensar que si el fantasma de mi padre anduviere por el mundo —atrapado de alguna manera, como en las películas de fenómenos paranormales— regresaría a esa casa, a su lugar favorito en el mundo: el sillón frente a la tele.

Allí me senté con mi padre tantos viernes por la noche a finales de los setenta para ver juntos el programa de José Luis Balbín «La Clave»...

Fotograma de la película de Howard Hawks 'Only Angels Have Wings'
Fotograma de la película de Howard Hawks 'Only Angels Have Wings'

Recuerdo también otra noche, con mi padre lejos de casa, viendo con mi madre aquella vieja peli de Howard Hawks en blanco y negro: Only Angels Have Wings.

Asimismo puedo visualizarme en el verano de 1985 o 1986 jugando a videojuegos conectando a la tele el ZX Spectrum mientras en la radio suena a todas horas el We Are The World.

Y ese mismo verano viendo pelis en el reproductor VHS de madrugada yo solito, con un auricular en un oído para no despertar a nadie ni molestar a los vecinos.

ZX Spectrum, reproductor y cinta VHS y disco de We Are The World
ZX Spectrum, reproductor y cinta VHS y disco de We Are The World

Me desentendí de aquella triste historia de la venta del piso y ni siquiera he vuelto por allí.

Pero hace unos años mi madre me dijo que había visto en internet unas fotos de la casa. Se ve que los nuevos propietariarios habían encargado las reformas a una decoradora y habían puesto las fotos en alguna revista o algo así. Le pedí que me pasara el enlace. Y allí estaba mi  piso. Mi habitación profanada, como todas las demás.


El salón de mi antigua casa, donde se ambientaba 'La hija del coronel'
El salón de mi antigua casa, donde se ambientaba 'La hija del coronel'


Y así lucía tan modernillo nuestro antiguo salón. Al fondo había antes una terraza, desde las columnas hacia el fondo. Parece pequeño por la perspectiva, pero era una gran terraza. El lugar donde está la chaise longue es justo el sitio donde se sentaba mi padre en su sofá: su sitio. Sí, en plan como Sheldon Cooper, si venían amigos a casa había que prevenirles: eh, quita de ahí, que es el sitio de mi padre. Sagrado. Ahora profanado. 

Este es el salón familiar donde tantas comilonas multitudinarias celebramos. Donde está inspirado el relato de La hija del coronel. El lugar del mundo del que puedo sentir mayor nostalgia.

Si los nuevos habitantes de la casa empezáis a observar fenómenos extraños.... ¡huid, insensatos!

miércoles, 10 de junio de 2020

Sigan avanzando...

...y Vanzando y los demás se perdieron en la selva.

Así rezaba aquel viejo chiste corto antiquísimo.

Pero ahora para mí es como un grito de guerra: tengo que seguir avanzando.

Llevo años estancado con una novela, incapaz de darle un forma global, solo podía funcionar en trocitos sueltos que se iban negando mutuamente. 

Así que en vez de seguir empujando como un mulo me he parado a pensar cómo resolver definitivamente el atranque. He cotilleado por la red a ver cómo resuelven ese problema algunos escritores, lo de darle una forma, un esquema, una línea de tiempo, cronograma o como quiera llamarse eso.

He aquí el resultado gráfico de alguna de mis averiguaciones:

Manuscrito del plan de Henry Miller para Trópio de Capricornio

Norman Mailer
Esquema de uno de mis favoritos: Norman Mailer


Aquí los cacaos gráficos de la autora de Harry Potter
Aquí los cacaos gráficos de la autora de Harry Potter

Marta Sanz
Marta Sanz también se maneja virgueramente en la complejidad

Bueno, cada uno tiene su estilo, pero todos tienen una guía que seguir, lo que a mí me faltaba, así que me he puesto manos a la obra y finalmente he conseguido esto:

Mi mesa de trabajo con el corcho nuevo
Empecé con post it en un cuaderno y acabé pasándolo a un tablero con fichas

Y también me he hecho un cuadro muy visual con los personajes principales
Y también me he hecho un cuadro muy visual con los personajes principales

Ahora puedo hacerme una idea global bastante rápida y efectiva consultando esos dos cuadros.

Peeero, también estaba harto de que la pereza y el despiste me tuviesen deseperado buscando archivos con partes de la novela (uno solo se me hacía inmanejable) y he decidido buscarme un programa específicamente diseñado para escritores, ideal para una novela.

Todo el mundo parece usar Scrivener, pero yo me he decidido por la alternativa gratuita diseñada por un escritor: yWriter6.


Mi novela en yWriter6
Mi novela en yWriter6


Es fácil de aprender a usar, hay algún manual en español en PDF y algunos tutoriales en Youtube. 

He tardado en trasladar la novela completa a ese programa, pero ahora al fin respiro tranquilo sabiendo que está todo en un solo sitio, el conjunto a la vista en un instante y con mis comodines visuales. Veo que tengo casi 40.000 palabras pasadas, pero eso tiene mucho trabajo de poda pendiente.

En fin, al menos ya estoy en condiciones de avanzar hasta el final con todo el camino despejado y con un poco de pendiente favorable.

¡Deséenme suerte!

* * *



Y una vez acabada la interesante lectura de Patrimonio de Philip Roth, ahora tengo varios candidatos en la pila de libros pendientes... no sé por cuál decidirme de entre esta docena de sugerentes títulos.

Diario del asco de Isabel Bono y once portadas más
¿A por cuál me lanzo? Me va a pasar como al asno de Buridán...

La noche de los Oscars de Hollywood 2024

Esta entrada viene a ser Los Oscars de Óscar (Maif). Gran ceremonia la de anoche en los premios Oscar de la academia estadounidense. Bien el...