Ayer, mientras veía el fútbol en la tele con la siempre agradable compañia de mi hijo, en un momento dado la realización se centró en la zona de los banquillos y se escuchó un absurdo gritito extraño y ridículo que no supimos identificar.
Nos miramos sincronizadamente, con extrañeza, el uno al otro, como compartiendo un reciente "déjà vu".
—¿Pero qué puñetas está haciendo tu neumólogo ahí? —logré anticiparme.
Saluti a tutti!