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jueves, 14 de diciembre de 2023

El famoso poeta que se bajó la bragueta

 Servidor no ha escrito nunca una poesía que no rime de alguna manera, tan solo he perpetrado unos cuantos sonetos horribles y algunos ñaikus (haikus nacionalizados españoles —de mi invención— que son como los japoneses, pero de tema libre y rimando en consonante los versos primero y tercero).

Y como siempre he defendido que uno ha de probarlo todo en esta vida, sin miedo, me voy a atrever a componer mi primer y seguramente último poema sin rima ni métrica, en plan libérrimo; porque al contenido de esta historia parece convenirle este formato.

Así pues voy a ser ese famoso poeta que se bajó la bragueta y, sacándome la chorra, voy a dejar escrito sobre esta arena:


Creo que soñé,

aunque quizá no,

igual sí que ocurrió de verdad

acaso en otra dimensión

tal vez en un tiempo futuro

o puede que en otro universo:

yacíamos los dos desnudos

sobre una roca

como en esa peli de Wilder

titulada Avanti!

Fotograma de la película Avanti! de  Billy Wilder

Pero no estábamos en Ischia,

(ya sabes cómo son los sueños)

de raros,

si es que acaso aquello lo era.

Estaba en la playa de Mónsul

nadando con Sean Connery

junto a esa enorme roca

donde derribó aviones nazis

con un paraguas


Le pregunté

—algo extrañado—

(ya sabes cómo son los sueños)

qué hacía él ahí

si poseía

tremendo chalet junto al mar

en la misma Marbella

en esa playa

en la que yo solía bañarme

junto a mi novia.


Una corriente me arrastró

hacia el acantilado

de las sirenas

cerca del faro

allí logré asirme a una roca

y me encaramé a ella.

 acantilado de Las Sirenas en el Cabo de Gata, Almería


Perdí el bañador

Al arrastrarme la corriente

pero curiosamente

conservaba los calcetines,

negros y largos

(ya sabes cómo son los sueños)

 

Me secaba al sol cuando llegó ella

también desnuda,

pero del todo

¿Cómo has llegado aquí?

le pregunté curioso

(ya sabes cómo son los sueños)

 

Supe que esa era la piel

de Luna Miguel

aun sin conocerla de nada

(ya sabes cómo son los sueños)

y llevaba tatuado en la espalda

un haiku que escribí:

 

Te subí a un altar

pero hay que ver qué prisa

te diste en bajar

Jack Lemmon y Juliet Mills en un fotograma de la película Avanti! 


Me señaló hacia el arrecife

a un centenar de metros

y confesó

que venía a saludar

a su mamá

 

Yo sin mis gafas,

ni siquiera las de bucear,

miré tratando de enfocar,

y vi a una mujer

y con ella estaba mi padre

cuyas cenizas

—achicharradas por el covid—

aventé en una playa

del litoral cercano

tres años ha.

Cuánta alegría me da,

le dije a ella,

el verlos tan felices,

tan vivos.

 

Se aproximó una barca,

como en la peli,

y cubrí con mis calcetines

el desnudo de Luna,

pero no las tetas ni el culo

sino el tatú

del haiku

que ensuciaba su espalda

 

Nos abordó el repartidor

del barco-pizza

Y, cosa rara,

para mí trajo carbonara

mi favorita

—Podemos compartirlas

si es que te excita

probar también la margarita.

Repartidor de pizza marítimo 


Como era martes

y desde luego loco

(ya sabes cómo son los sueños)

me invitó ella con ganas

al dos por uno de medianas.

 

Entonces caí en la cuenta

de que hoy se jugaba

un decisivo enfrentamiento

en la champions league,

pero en tan mágico momento

lo demás me sobraba

y todo era una farsa...

¡Que le den por culo al Barça!

jueves, 10 de octubre de 2019

Una casa en Bleturge, de Isabel Bono

De vez en cuando me gusta bucear en la internet antigua y rescatar lo que pueda de los naufragios de gloriosas comunidades que llevan mucho tiempo muertas. Una de mis favoritas es el antiguo grupo de noticias de usenet es.humanidades.literatura.

Por allí escribíamos mucha gente: Sergi Puertas, Purranki Sandongui, Francisco Rodríguez Criado (morris), Alejandro Pareja, Eloy M. Cebrián, jorfasan, Azucena Paradox, Albaroth, coppelius, Sapristi (Sap), Flantains, O'Flaherty, McDyver, Mar, Indah, zinnia, faber, Tony Jobim Brazil, Sus Kiin, Arianrhod, Martí Lloveras Serracanta, Anahís, Pul, Fleishman, Mario Marqués, Leopoldo Perdomo, Maoke, Lunamar, Elagus, Morelliana, Pas, José Puentes, Guns, Poncho Negro, Blanca Barojiana, Runspect, La Maga, Bubi, Vichoff, Znôrt, Zoref, Faisanes, Amelie, alaluzdelalunalunera, Bego Watford, Ninovska, PacoZ, Manuel Molina, Fw, Heura, Alondra... y tantos otros que me resulta imposible recordarlos ahora a todos.

Fragmento de la novela Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (Premio Café gijón de novela 2016)

De repente me dio por preguntarme qué habría sido hoy día de aquellas jóvenes promesas que por entonces despuntaban por allí cuales Ansu Fati's literarios: un tal Sergi Puertas y otro que firmaba como Purranki Sandongui. Pero uno propone y Google dispone y el buscador me recondujo para conocer una novela ganadora del Premio de Novela Café Gijón en 2016 Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (que era faber en El Patio de usenet).

Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (Premio Café gijón de novela 2016)
Yo apenas recordaba a faber porque ella escribía poesía y suelo huir de la poesía como de la peste (me desconfigura el cerebro y me explotan las neuronas, culpa mía). Este mismo prejuicio me hizo temerme que la novela no fuera muy de mi agrado: una poeta metida a novelista... ummmm.

El caso es que me acordé de una experiencia anterior de poeta metido a narrador que me fue bastante bien: Agustín Fernández Mallo y sus recomendables Nocillas (Dream, Experience y Lab) y la Trilogía de la guerra. Entre eso y las buenas críticas que veía me animé a hacerme con la premiada novela.

Y fue una gran idea porque he disfrutado un montón de esta lectura. No me canso de decir a menudo que menos es más y hete aquí una buena prueba de ello: una novela minimalista, con una extensión ligera, con capítulos cortos —algunos brevérrimos—, con frases muy bien podadas y desprovistas de innecesarios adornos... ¡y funciona de maravilla!

Y pese a esta aparente ligereza hay una profundidad enorme con este estilo tan directo y tan concentrado en la psicología de estos poquitos personajes tan bien dibujados con sus acciones cotidianas. Es la manera tan particular y original de Isabel al expresarse lo que le da ese toque mágico que seduce al lector (sirva como ejemplo la frase que he copiado en el post it anterior... qué manera tan original de decirnos que una adolescente aparentaba ser mayor de lo que realmente era).

En fin, que me alegro de que la casualidad me haya conducido hasta este libro que me ha hecho quedarme con ganas de más, ojalá la autora acabe pronto esa segunda novela que se trae entre manos. Les recomiendo que acampen unos días en Bleturge, ese espacio sin dimensiones ni memoria ni dolor, me lo agradecerán. De nada.


Fragmento de la novela Una casa en Bleturge, de Isabel Bono (Premio Café gijón de novela 2016)



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