Servidor no ha escrito nunca una poesía que no rime de alguna manera, tan solo he perpetrado unos cuantos sonetos horribles y algunos ñaikus (haikus nacionalizados españoles —de mi invención— que son como los japoneses, pero de tema libre y rimando en consonante los versos primero y tercero).
Y como siempre he defendido que uno ha de probarlo todo en esta vida, sin miedo, me voy a atrever a componer mi primer y seguramente último poema sin rima ni métrica, en plan libérrimo; porque al contenido de esta historia parece convenirle este formato.
Así pues voy a ser ese famoso poeta que se bajó la bragueta y, sacándome la chorra, voy a dejar escrito sobre esta arena:
Creo que soñé,
aunque quizá no,
igual sí que ocurrió de verdad
acaso en otra dimensión
tal vez en un tiempo futuro
o puede que en otro universo:
yacíamos los dos desnudos
sobre una roca
como en esa peli de Wilder
titulada Avanti!
Pero no estábamos en Ischia,
(ya sabes cómo son los sueños)
de raros,
si es que acaso aquello lo era.
Estaba en la playa de Mónsul
nadando con Sean Connery
junto a esa enorme roca
donde derribó aviones nazis
con un paraguas
Le pregunté
—algo extrañado—
(ya sabes cómo son los sueños)
qué hacía él ahí
si poseía
tremendo chalet junto al mar
en la misma Marbella
en esa playa
en la que yo solía bañarme
junto a mi novia.
Una corriente me arrastró
hacia el acantilado
de las sirenas
cerca del faro
allí logré asirme a una roca
y me encaramé a ella.
Perdí el bañador
Al arrastrarme la corriente
pero curiosamente
conservaba los calcetines,
negros y largos
(ya sabes cómo son los sueños)
Me secaba al sol cuando llegó ella
también desnuda,
pero del todo
¿Cómo has llegado aquí?
le pregunté curioso
(ya sabes cómo son los sueños)
Supe que esa era la piel
de Luna Miguel
aun sin conocerla de nada
(ya sabes cómo son los sueños)
y llevaba tatuado en la espalda
un haiku que escribí:
Te subí a un altar
pero hay que ver qué prisa
te diste en bajar
Me señaló hacia el arrecife
a un centenar de metros
y confesó
que venía a saludar
a su mamá
Yo sin mis gafas,
ni siquiera las de bucear,
miré tratando de enfocar,
y vi a una mujer
y con ella estaba mi padre
cuyas cenizas
—achicharradas por el covid—
aventé en una playa
del litoral cercano
tres años ha.
Cuánta alegría me da,
le dije a ella,
el verlos tan felices,
tan vivos.
Se aproximó una barca,
como en la peli,
y cubrí con mis calcetines
el desnudo de Luna,
pero no las tetas ni el culo
sino el tatú
del haiku
que ensuciaba su espalda
Nos abordó el repartidor
del barco-pizza
Y, cosa rara,
para mí trajo carbonara
mi favorita
—Podemos compartirlas
si es que te excita
probar también la margarita.
Como era martes
y desde luego loco
(ya sabes cómo son los sueños)
me invitó ella con ganas
al dos por uno de medianas.
Entonces caí en la cuenta
de que hoy se jugaba
un decisivo enfrentamiento
en la champions league,
pero en tan mágico momento
lo demás me sobraba
y todo era una farsa...
¡Que le den por culo al Barça!