PRODUCESHOP: cuando la atención al cliente es un triste oxímoron
produceshop es una tienda online que inexplicablemente opera en España con unas condiciones más mafiosas que leoninas. Tiene los almacenes en Italia y para cualquier conflicto tienes que acudir a los tribunales de justicia de Suiza. Nadie se lee las condiciones cuando compra, pero que sepáis que eso es lo que hay.
Mi madre, a consecuencia del COVID-19, se ha tenido que quedar permanentemente en silla de ruedas. Ella que es echada p'alante se maneja con su laptop y buscó por internet para comprarse una silla de ruedas. Vio una a buen precio y la pidió.
Cuando me lo comentó mi hermana regañé a mi madre por comprar a lo loco sin conocer la tienda, le dije que internet es como en la vida real: hay que comprar en lugares de confianza y no en cualquier sitio que veas con buen precio.
Resulta que le llega la silla y no le sirve, las medidas no coinciden. Mi sobrino escribe un e-mail para devolver el producto y le contestan diciendo que lo devuelva, pero los gastos de envío corren de su cuenta. Sólo se puede enviar devuelto al almacén en Italia.... o sea que cuesta más el ajo que el pollo, sale más caro devolver el producto que quedártelo.
Le escribo yo a un tal Alejandro de "atención al cliente" explicándole que mi madre al hacer el pedido eligió el modelo de silla con las medidas que quería, pero como al final del proceso de compra mediante engañosas técnicas de patrones oscuros te ofrecen modelos similares un poco más caros, ella se dijo: bueno, si esta que me ofrecen es algo más cara será mejor, y pidió esa sin darse cuenta de que las medidas eran completamente distintas.
Así pues solicité que trajeran el modelo que le valía y se llevaran el otro.
El tal Alejandro me pide que le envíe varias fotos del producto. Pese a las molestias que me supone trasladarme a casa de mi madre en plena pandemia lo hago y le envío las fotos del paquete que me había pedido pensando que querían comprobar que el paquete estaba en buenas condiciones. Procedo a hacerlo.
Me vuelve a escibir diciendo que quiere las fotos de la silla montada.
Otra vez a trasladarme, montar la silla de las narices, fotografiarla y enviárselas al tal Alejandro.
Pero en realidad Alejandro, después de tanta lata, me da una respuesta estándar:
"El producto se corresponde con el comprado"
¡Ya lo sé, imbécil! —pienso, no se lo digo—. Redacto un largo correo explicándole de nuevo todo el problema, pero ni se molestó en responder jamás. Claro, abusan sabiendo que no vas a acudir a los tribunales suizos a demandarlos.
Me volví a meter en la web tiempo después con el número de referencia de la compra a ver si había alguna novedad aunque no me hubieran contestado y por error metí mal un número y me aparecen de pronto en pantalla los datos personales de otro cliente. No puede ser, me digo.
Introduzco otro número parecido, cambiando un dígito y me aparecen todos los datos personales de un tercer cliente... y así con todos los que quisieras mirar. ¡Viva la seguridad y la privacidad!
O sea que además de ser unos estafadores que se burlan de los clientes aunque sean personas mayores víctimas de la desgracia tienen una brecha de seguridad gravísima y los datos de los clientes están expuestos a la vista de cualquiera, no hay ni que hackear la web... están ahí para quien quera mirarlos.
En fin, espero haber ayudado a alguien y evitar algunos timos y burlas más.
A ver si el gobierno impide que las empresas multinacionales con estas prácticas abusivas operen en España.