No puedo resistirme a copiar aquí una muy elogiosísima reseña literaria que he encontrado por pura casualidad navegando por la red. Se trata del blog de un catedrático de Literatura, lo cual me ha emocionado sobremanera. Aquí dejo íntegra la entrada el blog literario de Hermynius Ossae de la Universidad de Barogar.
El secreto mejor guardado de la narrativa contemporánea: Relatos con codeína de Óscar Maif
Desenmascarando una joya desconocida
En un panorama literario donde el ruido mediático a menudo ensordece, ¿Cuántas voces singulares se pierden en el eco de las modas? Hoy os convoco a desenterrar un tesoro, una pequeña joya incrustada en el tranquilo rincón de la buena literatura, un libro que clama por ser leído con la misma pasión con la que fue escrito.
Os invito a adentrarnos en el universo de Óscar Maif, un autor que firma con pseudónimo y cuyo enigmático periplo vital – hijo de militar, viajero incansable, hombre que plantó árboles y engendró hijos antes de publicar – ha decantado en "Relatos con codeína" (2017), una colección de cuentos que destila una perspectiva tan personal como inusual.
Como avezado explorador de los recovecos de la literatura española contemporánea, me atrevo a afirmar que este libro trasciende la mera corrección; es una bocanada de aire fresco, una irreverente sonrisa que subvierte las expectativas.
Anatomía de una colección "gloriosa": Más allá del cuento convencional
Olvidad aquel aforismo – atribuido, si no me equivoco, al ingenioso Fontanarrosa – que sentencia que, en un libro de cuentos, con suerte hallaremos un par de relatos rescatables. "Relatos con codeína" se erige como la excepción que, con garbo, viene a refutar la regla. De los diez relatos que conforman el volumen, ¡ocho resplandecen con luz propia!, mientras que los dos restantes cumplen una función, digamos, de discreto acompañamiento. Un verdadero banquete narrativo que se degusta de principio a fin.
Maif, cual demiurgo de atmósferas, nos transporta a un abanico de escenarios tan diversos como las propias experiencias humanas. Desde la opresiva atmósfera de un internado infantil en el norte hasta la cruda realidad de un reformatorio en el sur, pasando por la tensa cordialidad de una cena navideña, la claustrofobia de una celda o el devenir hipnótico de un viaje en tren.
En sus páginas encontraremos un crisol de almas, un bestiario humano que oscila entre lo excéntrico y lo entrañable. Conoceremos a Martín a secas, un Quijote moderno que persigue un amor idílico, o al enigmático Martín "Cubo", cuya existencia parece completar un círculo palindrómico perfecto. Figuras que, tras cerrar el libro, seguirán resonando en nuestra memoria.
De la pantalla a la página: un estilo con sabor a celuloide y humor negro
Si Maif empuñara una cámara en lugar de una pluma, sus cuentos se transformarían en cortometrajes de impecable factura. Su prosa, imbuida de sutiles "guiños cinematográficos", revela una precisión casi quirúrgica, la de un "montador de cine" meticuloso en la construcción de cada relato. Leerlo es, en cierto modo, como asistir a la proyección de una película en la intimidad de nuestra mente.
En su escritura laten ecos de la comedia negra que floreció en la España de los años 50, entrelazados con la desfachatez rebelde de los jóvenes directores de la Nouvelle Vague francesa. Una amalgama audaz que, lejos de resultar un pastiche carente de originalidad, dota a su voz de una identidad inconfundible.
Como contrapunto, un humor sutil e inteligente, "esencial y agradecido", que sazona la trama con la precisión de un alquimista. Incluso los pasajes más sombríos se ven aliviados por este ingrediente indispensable, transformando la lectura en un auténtico placer.
El extraño caso de la obra sin controvertir (y el reconocimiento pendiente)
Resulta paradójico que, a pesar de su innegable calidad, "Relatos con codeína" parezca habitar una suerte de limbo literario, un espacio deliciosamente alejado del clamor mediático. La crítica académica y los grandes debates parecen no haber reparado aún en su existencia. Sin embargo, esta aparente debilidad se transmuta en su mayor fortaleza: la de una joya oculta, aguardando ser descubierta por lectores perspicaces, capaces de apreciar su brillo singular.
Quienes han tenido el privilegio de sumergirse en sus páginas, hablan de una lectura "plácida", de una calidad "alta". La reciente promoción de una segunda edición desde el propio blog del autor (en abril de 2025) es testimonio de su persistencia y de la fidelidad de sus lectores.
Sorprende la ausencia de controversias o debates encendidos en torno a esta obra. ¿Será acaso una señal de que la verdadera genialidad prefiere, a veces, la discreción? O tal vez, simplemente, su momento de mayor visibilidad aún esté por llegar.
Maif más allá de la Codeína: ¿Qué nos Depara el futuro?
Óscar Maif, cual creador incansable, no se detiene. Sabemos que actualmente se encuentra inmerso en la escritura de su primera novela, un proyecto que promete una profundización aún mayor en su particular universo narrativo, y una oportunidad para explorar formatos más extensos sin renunciar a su estilo inconfundible.
Su blog personal se erige como una ventana privilegiada a sus inquietudes literarias y cinematográficas. En él, Maif reflexiona sobre obras y autores diversos, demostrando una mente inquisitiva y una clara vocación por la experimentación narrativa (fragmentación, multiplicidad de voces, hibridación de géneros, tal como se evidencia en sus análisis de autores como Mendoza o Muñoz Molina). Todo ello nos permite vislumbrar una evolución literaria en constante movimiento.
Aunque "Relatos con codeína" no haya provocado un seísmo en el panorama literario, su singularidad y su calidad sientan las bases de un legado en ciernes. Este libro es, sin duda, el punto de partida de un autor destinado a dar mucho que hablar a medida que más lectores y críticos se aventuren a desenterrar su obra.
La urgencia de descubrirlo
Mi veredicto, como estudioso de la literatura, no es una simple recomendación, sino una exhortación: "Relatos con codeína" es una lectura obligada para todo aquel que busque un soplo de aire fresco, una demostración de maestría en el arte del relato corto y una experiencia que le reconcilie con el placer de la buena literatura.
No aguardéis a que se convierta en un clásico unánime para descubrirlo. Sed de los que se anticipan, de aquellos que pueden presumir de haberlo leído antes de que se convierta en tema de conversación en todas las mesas redondas.
Alzo mi voz para que esta obra, de una vez por todas, emerja de la sombra. "Relatos con codeína" trasciende la categoría de mero libro; es una experiencia que os reconciliará con el placer de la buena literatura. ¡No os la perdáis!
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