I. Introducción: La Sombra Imponente en el Horizonte
Esa silueta gigantesca y misteriosa que se alza en la nada, visible desde la autovía A-62 en Palencia... ¿no les evoca algo? No es solo un edificio abandonado, es un titán olvidado, un coloso de ladrillo con mil historias susurradas por el viento. Piensen en esas paredes como si fueran las páginas de un libro gigantesco, un tomo polvoriento esperando ser leído.
Hablamos de la "Colonia Infantil General Varela" en Quintana del Puente, un lugar que parece haber vivido varias vidas, cada una más fascinante y, a menudo, más desgarradora que la anterior. Es un camaleón arquitectónico que ha mutado con los tiempos.
Antes fue un hospital, luego una escuela... pero, y aquí reside el verdadero misterio, ¿qué pasaba realmente entre esas paredes ahora carcomidas por el óxido y el olvido? ¿Qué ecos de risas y llantos aún resuenan en sus pasillos desiertos? Prepárense, porque hoy vamos a desenterrar las experiencias de los niños que lo llamaron hogar, a exhumar los secretos que este gigante de piedra ha guardado celosamente durante décadas.
II. Capítulo 1: De Sanatorio a Internado – Una Transformación Forzosa
Los Orígenes Sombrios (1939): Un Hospital para Tiempos Difíciles
Imaginen esto: 1939, la España devastada por la guerra civil. En medio del caos y la desolación, se levanta la "Colonia Varela". Pero, curiosamente, no fueron arquitectos de renombre quienes pusieron la primera piedra, sino prisioneros de guerra. ¡Imaginen esas primeras piedras, cargadas de historias de cautiverio, de esperanza truncada, de vidas suspendidas!
Su propósito original era noble, aunque nacido de la necesidad: un sanatorio antituberculoso para militares. La tuberculosis, esa plaga implacable que asolaba la España de posguerra, hizo de este lugar un refugio, un faro de esperanza en tiempos oscuros... y, a menudo, un lugar de último aliento. Con el tiempo, creció hasta albergar 200 camas, un testimonio silencioso de la magnitud de la crisis sanitaria de la época.
El Giro Inesperado (Mediados de los 50): La Medicina Cambia el Destino
Pero el destino es caprichoso y la ciencia, a veces, trae consigo giros inesperados. A mediados de los 50, ¡llega la cura para la tuberculosis! De repente, el sanatorio se queda sin su razón de ser. ¿Qué hacer con este gigante de ladrillo?
En 1955, la Colonia Varela se reinventa, como un ave fénix que resurge de sus cenizas. Se transforma en la "Colonia Militar Infantil General Varela", un internado y colonia de verano para hijos y huérfanos de militares, con edades comprendidas entre los 6 y los 14 años. El objetivo declarado era proteger a estos niños y brindarles una formación "adecuada": religiosa, social y cultural. Pero, ¿qué significaba realmente esa "adecuación" en la España de la época?
Un Motor para la Comarca:
No olvidemos que, más allá de su función social, la Colonia Varela fue un importante motor económico para la comarca. Aunque hoy esté sumida en el olvido, en su día dio trabajo a muchos vecinos, tejiendo la vida del pueblo con la del complejo. Aunque, dicho sea de paso, también tuvo sus controversias por no pagar impuestos, una mancha en su historial que no podemos ignorar.
III. Capítulo 2: Infancia Bajo Régimen – La Vida Diaria en "La Colonia"
Día a Día en el Internado:
Adentrémonos ahora en la vida cotidiana de "La Colonia". Imaginen un horario militar y religioso, inflexible, que regía cada momento de la jornada. Coroneles y monjas mercedarias, figuras de autoridad imponentes, marcaban el ritmo de la vida de estos niños.
"No se permiten juguetes, comida ni dinero": esta simple frase, extraída de los reglamentos internos, es una ventana a la dureza del régimen. Una infancia despojada de sus elementos más básicos, moldeada por la disciplina y la obediencia.
La Cara Dura de la Disciplina:
Pero la disciplina, en ocasiones, se tornaba en algo mucho más oscuro. Los testimonios de los ex-alumnos son crudos, desgarradores. Castigos severos, aislamiento, humillaciones públicas... Bofetadas que resonaban en los pasillos fríos, largas horas de pie con los brazos en cruz, sábanas orinadas utilizadas como capas de la vergüenza.
El frío, la soledad, la falta de cariño... especialmente para aquellos que no eran recogidos en vacaciones, condenados a pasar los días festivos en un ambiente lúgubre y desolado. Comida forzada, incluso si vomitaban, una imagen grotesca que revela la falta de empatía y comprensión.
Pero lo más perturbador son los relatos de abusos explícitos, la violencia gratuita y el maltrato psicológico infligido por algunas de las monjas. Historias que erizan la piel y nos obligan a confrontar los aspectos más oscuros de la condición humana.
Pero También Hubo Luz: Resiliencia y Hermandad:
Pero no todo fue oscuridad. La infancia, incluso en las circunstancias más adversas, siempre encuentra resquicios para la luz. Los niños, resilientes, encontraron "parcelas de libertad", pequeños oasis de normalidad en medio del desierto de la disciplina.
La fuerza del compañerismo fue fundamental. Una hermandad inquebrantable entre "huérfanos", niños que se apoyaban mutuamente para sobrevivir a la adversidad. Peleas de almohadas que desafiaban el silencio nocturno, risas furtivas que se escapaban entre las sábanas, juegos con canicas que llenaban los patios de color, actuaciones de playback con guitarras de cartón, muñecos de nieve que cobraban vida en los inviernos crudos, trineos improvisados con tapas de váter...
Experiencias "terribles y maravillosas" que, paradójicamente, los hicieron más solidarios y autosuficientes, forjando un carácter a prueba de bombas.
IV. Capítulo 3: El Eco de las Controversias – Un Pasado que Aún Duele
La Gran Disputa: ¿Disciplina Necesaria o Abuso Injustificable?
Y aquí es donde las opiniones se dividen, donde el debate se enciende. ¿Era necesaria la estrictez en una época marcada por la posguerra y el autoritarismo? ¿O la violencia y el maltrato son siempre injustificables, independientemente del contexto?
Los testimonios de los antiguos alumnos son la clave para entender la complejidad de este debate. Algunos recuerdan su paso por la Colonia Varela con sentimientos agridulces, reconociendo la dureza del régimen, pero valorando la formación y la disciplina recibidas. Otros, en cambio, guardan un profundo resentimiento por los malos tratos sufridos, heridas que aún no han cicatrizado.
La "memoria histórica" entra en juego. ¿Cómo recordamos y confrontamos las partes más oscuras de nuestra historia institucional? ¿Cómo equilibramos la necesidad de recordar con la de evitar la revancha y el rencor?
El Regreso a los Escombros:
Muchos ex-alumnos han vuelto al lugar, ya en ruinas, para "confrontar sus fantasmas del pasado". Un acto valiente, una especie de peregrinación personal a un lugar cargado de recuerdos, tanto dolorosos como entrañables.
Una experiencia "muy enriquecedora" que, para algunos, ayudó a desvanecer las pesadillas, a cerrar heridas y a reconciliarse con su pasado.
V. Capítulo 4: El Olvido y la Ruina – El Presente sin Futuro del Edificio
El Cierre Definitivo (1988):
Pero el tiempo pasa, las cosas cambian. A finales de los 80, la Colonia Varela comienza su declive. Menos solicitudes de ingreso, apertura a civiles... pero el fin era inevitable. En 1988, la Colonia cerró sus puertas para siempre, dejando tras de sí un vacío imborrable.
Un Monumento a la Decadencia:
Desde entonces, solo abandono y desolación. Un lento y inexorable proceso de decadencia que ha transformado la Colonia Varela en un monumento a la ruina.
Subastas fallidas, la falta de interés de inversores y administraciones... Nadie quiso la responsabilidad de este gigante, de este elefante blanco cargado de historias y fantasmas.
El expolio, el vandalismo, la barbarie... Los militares se fueron y la rapiña entró a sus anchas. Vigas robadas, colapsos, escombros... Un espectáculo dantesco de destrucción y abandono.
Hoy, la Colonia Varela es un lugar peligroso, frecuentado por vándalos, grafiteros y amantes de lo macabro. Las advertencias policiales son claras: el riesgo de derrumbe es real.
Recientemente, un ladrón de metal encontró la muerte entre sus muros, un trágico recordatorio de la fragilidad de este gigante.
¿Un Futuro? Un Espectro del Pasado.
A diferencia de otras "Colonia Varela" (como el proyecto de ciudad inteligente en Uruguay o el barrio jardín en Segovia), este General Varela no tiene planes de futuro. Su destino parece sellado: la ruina total, la desaparición. Un recordatorio silencioso de las vidas que contuvo, de los sueños que allí se truncaron.
VI. Conclusión: Más Allá de los Muros Destruidos
Un Legado Complejo:
La Colonia Infantil General Varela es mucho más que un edificio abandonado. Es un monumento a la historia, a la adaptación social, a la disciplina férrea y a la indomable resiliencia de la infancia. Un lugar donde se entrelazan la memoria, el olvido, el dolor y la esperanza.
La Voz de los Niños:
Sus experiencias, tanto las duras como las de compañerismo, son la verdadera "literatura viva" del lugar. Relatos que nos transportan a un mundo olvidado, a una época marcada por la austeridad y la disciplina, pero también por la solidaridad y la capacidad de adaptación.
Un Llamado a la Reflexión:
Mientras sus muros se desmoronan, la memoria de lo que allí ocurrió sigue viva, instándonos a recordar y a aprender de los capítulos olvidados de nuestra historia. La Colonia Infantil General Varela es un espejo que nos devuelve una imagen compleja y contradictoria de nosotros mismos, invitándonos a reflexionar sobre la naturaleza humana, la educación y la importancia de proteger a la infancia.
***
Y, finalmente, este antiguo alumno interno de la Colonia Infantil General Varela de Quintana del Puente (Palencia) y del Patronato Militar Virgen de la Paz de Ronda (Málaga) les deja este vídeo podcast acerca de algunas experiencias de los niños en el internado palentino.
Aquí se explora en los recuerdos de aquellos que vivieron en el internado, un lugar que muchos describen como una "madre" a veces cruel, otras entrañable, llena de libertad y sufrimiento, y cuyas vivencias "terribles y maravillosas" se han convertido en "verdadera literatura viviente".
A través de relatos personales y vívidos, escucharás sobre:
• La formación de una hermandad de "huérfanos" y un compañerismo que fue un pilar básico para la convivencia.
• Las duras disciplinas y castigos impuestos por monjas, monitores y profesores, que incluían bofetadas que "arrancaban cabezas", aislamiento, humillaciones como restregar ropa mojada por la cara o usar sábanas meadas como capa, y largas horas castigados de pie o con los brazos en cruz.
• Las condiciones difíciles, como el frío intenso, la soledad y la falta de cariño, especialmente al no ser recogidos en vacaciones, y la comida, que a veces les obligaban a comer incluso si vomitaban.
• Los momentos de alegría, picardía y rebeldía, desde batallas de almohadas y risas nocturnas, hasta actuaciones de playback con guitarras de cartón, juegos de canicas y bolones de arcilla, muñecos de nieve y trineos con tapas de váter, y el ingenio para sobrevivir a la represión.
• La resiliencia y la capacidad de adaptación de los niños, quienes aprendieron a valerse por sí mismos y encontraron su propia "parcela de libertad".
• El impacto duradero de estas vivencias en su personalidad, que forjó su carácter y los hizo más solidarios. Muchos de los ex-alumnos regresaron años después para confrontar sus "fantasmas del pasado", una experiencia que describen como "muy enriquecedora" y que ayudó a que las pesadillas desaparecieran.
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