Como les contaba el otro día a propósito de mi súbito encaprichamiento con la actriz Donna Reed (particularmente en ¡Qué bello es vivir!, It's a Wonderful Life en el título original) recuerdo algunos personajes de la gran pantalla que me han enamorado tanto —por algún motivo— como para convertirse en mi ideal de mujer.
Recuerdo especialmente a dos, bien distintas en aspecto y personalidad.
La primera de ellas fue hace muchos años: aquella esposa abnegada que era capaz de darlo todo por el patán de su marido. Cuando acabó la película mi pensamiento gritó:
—¡Yo quiero una mujer así!
Hablo de la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Pearl S. Buck The Good Earth, dirigida por Sidney Franklin (La buena tierra, en España).
El filme tuvo éxito crítico y comercial, ganando dos Premios de la Academia, incluyendo Mejor Actriz para Luise Rainer.
Fue innovadora para su época en su retrato de personajes chinos por actores occidentales (hoy sería pecado mortal). La película se considera un clásico del cine estadounidense, aunque algunos la ven hoy como reflejo de estereotipos culturales obsoletos.
El caso es que a mí ese personaje interpretado por la actriz alemana Luise Rainer disfrazada de china me enamoró, no tanto por su belleza como por su entrega y lealtad incondicional con su pareja, me parecía entonces la máxima expresión sublimada del amor.
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La segunda vez que me 'enamoré', esta vez en plena juventud, fue con la estupenda Novecento de Bernardo Bertolucci.
Novecento se considera una de las mejores películas de Bertolucci, con su amplio alcance y elenco estelar, aunque su duración de más de cinco horas es inusualmente larga. La película fue nominada a varios Premios de la Academia, incluyendo Mejor Director para Bertolucci.
He aquí una escena de la actriz en el filme:
La actriz Dominique Sanda interpreta a Ada, el personaje del que me enamoré instantánea e inevitablemente. Ada es una de las protagonistas de la película. Es una maestra de escuela que se enamora de Olmo, el personaje de Gerard Depardieu, un campesino y socialista radical. Ada representa las ideas modernas y de izquierda que entran en conflicto con la vieja orden de la aristocracia terrateniente representada por el padre de Olmo, Alfredo. El romance de Ada y Olmo simboliza las luchas políticas y de clase en la Italia de principios del siglo XX. A través de Ada, la película explora temas de política radical, feminismo y sensualidad. La actuación de Dominique Sanda fue ampliamente elogiada como una de las mejores de la película. Ada se retrata como una mujer intelectual y de pensamiento libre. Ella alienta a Olmo a seguir la política radical y organizar a los trabajadores, le abre los ojos a las ideas socialistas como la lucha de clases. Y además está un poco locuela... ¿no es adorable y enamorable? Me volvió loquísimo entonces, ay (suspiro fuerte).
A mí me enamoraron la madrastra de Blancanieves (valen dibujitos, ¿no?) y Julie Andrews en su rol de Mary Poppins... ¡Pero también esa Donna Reed de Qué Bello es Vivir! ¡Me la has quitao, bellaco! :-)
ResponderEliminar¡Por supuesto que valen los dibujitos! Todo vale en el amor, así que imagina en el amor platónico cinéfilo...
ResponderEliminarPodemos compartir a Donna Reed, no problemo, pero no en plan Hermi y Carlos 2, sin mariconadas, ¿eh? :D