Ahhhh, qué sería de la vida sin el humor. Hablo de mi vida, claro, aunque puedo imaginar que sea extrapolable a los demás.
Un tipo aparentemente serio como yo —de natural aburridete— tiende a juntarse con gente graciosa para hacerle la existencia más llevadera.
Esta apología del humor puede objetivarse tirando de estudios científicos que certifican las bondades del mismo.
Sabemos que el humor tiene hasta un poder de sanación importante, que es como proveer a nuestro sistema inmunitario de superpoderes, posibilita reducir los niveles de cortisol y la presión arterial, nos protege contra el estrés, libera endonfinas, produce bienestar y hasta elimina calorías. Un chollo, vamos.
A veces uno tiene el raro privilegio de dejarse sorprender inesperadamente por un humorista con alguna chispa repentina que prende el incendio de la carcajada bruta, esas ocasiones en las que nos reímos hasta quedar agotados y tosiendo porque nuestra respiración se ha visto trastornada por las locas risotadas que nos han embargado por unos intantes. Esos preciosos momentos podrían equivaler saludablemente a los beneficios de un polvo, de una hora de ejercicio, a un masaje o a media hora de meditación trascendental.
Pues bien, quiero compartir con los lectores de este blog, como compensación por mi escasa producción, los últimos momentos en los que he sido agraciado con esos maravillosos momentos medicinales humorísticos.
Uno de ellos ha sido recientemente de la mano de Javier Cansado (sí, aquel que leía a Kierkegaard) en el programa de Canal + "Ilustres ignorantes". Es una bobada, lo sé, como casi todo el humor fetén, pero la gracia estriba en esa confusión que te provoca, esa artística gambeta messiana que te parte el pecho. Vean:
El otro momento —en este caso un par de ellos al menos— cómico genial pertenece a ese tipo de comicidad que algunos odian (mi madre, sin ir más lejos, que me reprocha que me ría con esas bestiadas). Se trata del mejor monólogo que he oído este año —y procuro escuchar muchos—, y corre a cargo de Louis C. K., en su show "Oh, my god!", ese fenómeno del que he visto casi todas sus actuaciones y las tres temporadas completas de su serie de TV (la cuarta temporada se emitirá en mayo). Está disponible entero en Youtube subtitulado en castellano, pero les dejo con un pequeña cata que contiene uno de esos momentazos:
Y bien, amig@s, espero que les haya gustado y gocen de mejor salud y menor estrés. Yo, a partir del 31 de los corrientes, empiezo una cura de salud risoterapéutica con los inminentes carnavales de Cádiz.
¡Jaaaaaaaaaaaaaaaa! No conocía a este individuo, me refiero a Louis C.K. Me he zampado el monólogo de una hora enterito (sin subtítulos, claro) y me he reído a mandíbula batiente. Casi me da una apoplejía, qué tío más animal y más divertido. Gracias, muchas gracias.
ResponderEliminarSi tu no fueses tan tímido, te ganarias la vida así. Como te pega. Ja ja ja
ResponderEliminarMe alegra saber que has disfrutado con Louie, Ángela, yo soy muy fan suyo, tienes más espectáculos suyos en youtube (me gusta hasta en su brevísima aparición en la última peli de Woody Allen «Blue Jasmine»). Lo malo es que la primera vez que vi este show suyo fue de madrugada y con mis irreprimibles risotadas desperté a mi señora, que se había quedado frita en el sofá.
ResponderEliminarSylvia, aunque yo no fuese tímido no me veo capacitado para realizar un trabajo tan complicado, considero que este tipo se curra bien su sueldo, me parece complejísimo conseguir extraer tanto humor como él destila de la vida cotidiana.
Saludos.