Intenta ponerte en mi lugar.
La situación es la siguiente: te incomoda una sensación de alerta instintiva, un ruido que te sobresalta y abres los ojos y te encuentras con “el panorama”.
Te percatas de que te has dormido mientras conducías por la autovía con el coche fijado a lo máximo legalmente permitido en el regulador de velocidad de a bordo, que el ruido que te ha despertado es el de la raya continua que acabas de atravesar antes de salirte de la carretera por la izquierda y que esos bruscos sonidos y zarandeos que ahora te acongojan los producen tus neumáticos en plena excursión campestre.
La mala noticia es que en ese preciso lugar no hay quitamiedos. La peor es que en unos poquitos metros empieza el siguiente tramo del mismo, y aunque aprietas bien los puños –porque sabes que vas a impactar contra él– tienes una clara voluntad de sobrevivir a ese inevitable accidente, así que invocas a voz en grito a Dios, al Destino, al Universo o como quieras llamar a esa extraña fuerza que sospechamos lo guía todo:
- ¡ASÍ NO, AHORA NO, JODER!
Y giras el volante tratando de volver a la carretera sin volcar y el quitamiedos está cerquísima y te lo vas a comer de todas todas. Y te lo comes. El golpe –violentísimo– produce un horrible ruido metálico y notas que te elevas sobre el suelo a más de cien kilómetros por hora, y crees que inevitablemente vas a volcar y dar vueltas de campana, porque estás a dos ruedas. Y tratas de volcar con tu cuerpo el coche para enderezarlo y caer del lado bueno mientras gritas MIERDA, MIERDA, MIERDA, como dándote ánimos y el vehículo al caer golpea brutalmente contra el asfalto, del lado correcto. ¡Chócala, ángel de la guarda!
Y no sabes cómo, pero lo has conseguido, el coche ha aterrizado derecho sin llegar a volcar, has logrado frenarlo, notas que las ruedas y las llantas están destrozadas y te vas orillando a la derecha hasta dejarlo parado sin que ponga en peligro el tráfico.
Te bajas temblando, mirando y palpándote todo el cuerpo porque no sabes si estás entero o te falta algún trozo, la adrenalina te ha convertido en un superhéroe por un rato, pero en seguida vuelves a tu pequeña humanidad miedosa y tiemblas y lloras comprendiendo lo fácil que es dejar a tus hijos huérfanos y a tu mujer viuda, de la manera más tonta, inesperada y ridícula.
Y llamas a la grúa y viene Murphy con la tostada, porque sí, claro, después de tener el seguro a todo riesgo durante ocho años, el mes pasado decidiste ponerlo a terceros. Puta crisis.
La nota alegre es que Osquitar junior, enterado del morfeístico inci/accidente, me dijo reprendiéndome cariñosamente, que no se me ocurriera volver a “jugar” al «Need for Sleep».
Te percatas de que te has dormido mientras conducías por la autovía con el coche fijado a lo máximo legalmente permitido en el regulador de velocidad de a bordo, que el ruido que te ha despertado es el de la raya continua que acabas de atravesar antes de salirte de la carretera por la izquierda y que esos bruscos sonidos y zarandeos que ahora te acongojan los producen tus neumáticos en plena excursión campestre.
La mala noticia es que en ese preciso lugar no hay quitamiedos. La peor es que en unos poquitos metros empieza el siguiente tramo del mismo, y aunque aprietas bien los puños –porque sabes que vas a impactar contra él– tienes una clara voluntad de sobrevivir a ese inevitable accidente, así que invocas a voz en grito a Dios, al Destino, al Universo o como quieras llamar a esa extraña fuerza que sospechamos lo guía todo:
- ¡ASÍ NO, AHORA NO, JODER!
Y giras el volante tratando de volver a la carretera sin volcar y el quitamiedos está cerquísima y te lo vas a comer de todas todas. Y te lo comes. El golpe –violentísimo– produce un horrible ruido metálico y notas que te elevas sobre el suelo a más de cien kilómetros por hora, y crees que inevitablemente vas a volcar y dar vueltas de campana, porque estás a dos ruedas. Y tratas de volcar con tu cuerpo el coche para enderezarlo y caer del lado bueno mientras gritas MIERDA, MIERDA, MIERDA, como dándote ánimos y el vehículo al caer golpea brutalmente contra el asfalto, del lado correcto. ¡Chócala, ángel de la guarda!
Y no sabes cómo, pero lo has conseguido, el coche ha aterrizado derecho sin llegar a volcar, has logrado frenarlo, notas que las ruedas y las llantas están destrozadas y te vas orillando a la derecha hasta dejarlo parado sin que ponga en peligro el tráfico.
Te bajas temblando, mirando y palpándote todo el cuerpo porque no sabes si estás entero o te falta algún trozo, la adrenalina te ha convertido en un superhéroe por un rato, pero en seguida vuelves a tu pequeña humanidad miedosa y tiemblas y lloras comprendiendo lo fácil que es dejar a tus hijos huérfanos y a tu mujer viuda, de la manera más tonta, inesperada y ridícula.
Y llamas a la grúa y viene Murphy con la tostada, porque sí, claro, después de tener el seguro a todo riesgo durante ocho años, el mes pasado decidiste ponerlo a terceros. Puta crisis.
La nota alegre es que Osquitar junior, enterado del morfeístico inci/accidente, me dijo reprendiéndome cariñosamente, que no se me ocurriera volver a “jugar” al «Need for Sleep».
¡Qué miedito! Y seguro que luego te quedaste hecho polvo unos días hasta que procesaste toda esa adrenalita en tu corriente sanguínea y todas las toxinas que liberarías.
ResponderEliminarMe alegro de que sigas entre nosotros. Cuídate.
Exactamente, Ángela, así fue.
ResponderEliminar¡Saludos!
Leyéndote no me queda más que decirte : ¡Bienvenido a La Logia de los que hemos tenido experiencias análogas! De todas formas, como te aprecio, te digo lo que a mí mismo me apliqué -utilizando el título de un texto de Edgar Allan Poe- "Never Bet Your Head The Devil" que traducido a la lengua de Cervantes, viene a ser . . . ¡Nunca Apuestes Tu Cabeza Al Diablo!. . . en el sentido de que La Parca está siempre presente, Y Los Santos Custodios tienen muchísima faena, de manera que conviene no tentar a La Suerte.
ResponderEliminarY para acabar, mencionar que hasta ahora, este es el aspecto de blog que más me gusta de los que has hecho. ¡Jodío! ¡¡Ya tardabas en poner una entrada, se echaba de menos !!
Recibe Un Abrazo de Hecatónquiro de F i l o - E s p a ñ a.
Post Scriptum : ¿Cómo va tu "affair" con Patrick Redmond y su "Puppet Show"? ¡Hala, más abrazos!
Hey, Filo, qué alegría leerte. Ya veo que tienes un rinconcito en el ciberespacio, ¡voy pallá a leerte y a gozar de esas ilustraciones caseras!
ResponderEliminar¡¡¡Carámbanos, que me complace amiguete!!!
ResponderEliminarEn breve recibirás una sorpresa.
[ ¡Qué Intriga, manda "güevos"! * ]
Sigo en conexión contigo. ¡Que descanses!
B U E N A S N O C H E S .
F i l o - A r u n d e n s e .