En mi sueño me había hecho conocido en el mundo de la cultura porque el director de cine Álex Montoya había adaptado en un largometraje mi relato publicado en el libro "Relatos con codeína" titulado «La hija del coronel».
Resulta que se había convertido en la gran película de la temporada, acaparando todos los premios más importantes, incluso siendo la nominada por España a los premios Oscar.
Así que mi primera gran aparición pública fue en la Gala de los Goya en la que subí junto a Álex para recoger, como co-guionista, el Goya al mejor guion adaptado. Primero agradeció él brevemente y a continuación me cedió la palabra. Dada mi timidez y por temor a aburrir a la gente me limité a mirar al público y los señalé mientras decía "gracias a todos", e hice la forma de un corazón juntando mis dos manos —como hacen los chavales ahora— uniendo los dedos índices arriba y los pulgares en la parte de abajo; asimismo tras eso separé las manos, las alcé y esta vez crucé el pulgar con el índice en ambas manos, dibujando dos pequeños corazoncitos al modo coreano.
Resultó que TVE —que retransmitía la Gala urbi et orbe— estrenaba en esa ocasión Deaf Sign GPT, una IA que interpretaba el lenguaje de signos de los sordomudos y lo traducía inmediatamente proyectando los subtítulos en el escenario. Y por algún motivo comenzaron a aparecer frases sin sentido traduciendo mis simples gestos cariñosos de corazoncitos como si fuera un discurso inconexo y absurdo que recordó un poco a cuando Alfredo Landa subió a recoger su Goya y le dio un ictus sobre el escenario. La gente empezó a reír al darse cuenta de lo sucedido, así que me vi impelido a concluir mi intervención imitando a Antonio Ozores gritando con mucha gesticulación:
—¡No, hija nooooooo!
Aprovechando ese gran momento de risas en todo lo alto Álex me tomó del brazo y salimos del escenario sin dejar de saludar hasta desaparecer.
Entre la brevedad del discurso de aceptación y las bromas virales que se hicieron a continuación en redes se ve que les caí en gracia a 'Los Javis' (Javier Ambrossi y Javier Calvo), porque me invitaron a una estupenda fiesta que daban en su casa, esa tan chula que cuenta con una puerta de entrada tan grande que parece un castillo.
Allí estaba yo como una estrella más de la cultura deambulando sin rumbo en solitario, pues no conocía a nadie... bueno: nadie me conocía a mí.
Hablé primero con Javier Calvo, el alto de los Javis, y no sé por qué me prestó, para que lo probara, un artefacto que era una especie de masajeador de cuello y espalda que se colocaba como una mochila. Me lo puse y lo más increíble es que a la vez que te masajeaba ibas levitando a unos cincuenta centímetros sobre el suelo. Avancé así por un largo y espacioso pasillo y al final del mismo se encontraban unas hermosas jovencitas haciendo yoga o algo así, vistiendo unas prendas de ropa vaporosas tan transparentes que dejaban bien a la vista sus encantos, a una se le veían las tetas (parecidas a las de Florence Pugh), a otra un prieto culo y a otra el mismísimo chirri medio depilado. Yo flipaba recreando mi vista con aquellos cuerpos mientras literalmente levitaba y recibía un agradable amasamiento en espalda, hombros y cuello. Las chicas se me acercaban y me rodearon admirando el dispositivo.
—¿Te hace volar eso?
—Flipas tú también, ¿verdad? ¡Es total! —le dije—. Toma, prueba.
Se lo puso y alucinó y mientras tanto se me acercó mucho a la cara una muchachita rubia bien mona que me miraba super coqueta e insinuante. La besé en los labios gustosamente, pero de pronto reculé y le dije:
—Ostras, tía, no sé si ahora es preceptivo obtener un consentimiento expreso antes de dar un beso, pero me pareció que venía a cuento y te lo he plantado sin preguntar, espero que no me canceles, porfi, que acabo de empezar.
La muchacha se echó a reír, pero se apartó porque venía Javier Ambrossi a saludarme muy amablemente y diciendo cuánto le complacía mi relato, porque —según me refirió— se había comprado el libro tras ver la peli de Álex Montoya, aunque el filme no se tituló como mi cuento, sino que se estrenó con el título más comercial de «La Gran Cena de Nochebuena».
Tras un rato de animada conversación me dio la impresión como de que estaba un poco coqueteando conmigo, así que, para desviar el tren de esa vía muerta, le pregunté con grande entusiasmo por su hermana, Macarena, a quien idolatro.
—No ha podido venir, está rodando en Estados Unidos.
—Ya es hora de que triunfe internacionalmente, se lo merece.
En ese momento aparecieron dando palmas para que fuéramos al comedor dos robots humanoides como los de Elon Musk, los optimus esos de Tesla, pero estaban tuneados como los de Woody Allen en «El dormilón» (Sleeper, 1973).
Me di cuenta de que uno de ellos parecía un poco borracho, como el de «El guateque» (The Party, 1968).
Qué puta rabia me dio despertarme justo en ese instante, qué frustrante, joder.
¡Un muy excelente relato "La Hija del Coronel" con la marca de agua característica tuya, lo disfruté, ya lo creo, y con júbilo lo recuerdo! Es merecedor de ser llevado al cine, mérito tuyo. En mi caso, vivo desconectado de quienes mencionas del mundo de la farándula televisiva, no me gusta nada de las cosas actuales, pero sin duda es un buen sueño, un ágape mental sano y.....¿pronosticador!?
ResponderEliminar¡Buena apertura de entrada de tu bitácora primera de MMXXV!
Post Scriptum: ¡Perdón Óscar....al gran Alfredo Landa S í le conozco, de lo bueno de la interpretación de nuestro suelo patrio....ya no quedan como él. ¡¡¡Esas y esos eran las cosas que me gustaban a mí de las candilejas y el mundo de los focus cinematográficos!!!
¡A Tus Pies Óscar y Un Abrazo de Hecatónquiro!🇪🇸💎🌕🌍😎
Hey, amigo Juan. Sí que son curiosos los sueños, no sabes de dónde vienen o adonde conducen, ojalá este fuese de los de tipo premonitorio.
EliminarÁlex Montoya es un de los mejores directores cinematográficos de la actualidad y además es paisano tuyo, muy recomendable seguir su obra.
Y Los Javis son los gurús audiovisuales del aquí y ahora, a quienes sigo desde que estrenaron el musical con mejor relación calidad-precio del que jamás he podido disfrutar: "La llamada".
Abrazotes para ti también y sigue fuerte cual roble ;-)